Herbario I: un herbario clásico

Publicado 11 diciembre, 2010 por Marhya en Cultura, Ecologí­a y vida sana, Educación ambiental / 12 Comments

Uno de los trabajos más largos que tuve que hacer durante mi época de estudiante fue un herbario (junto al insectario del que os hablaré en otra ocasión), un enorme y precioso herbario con más de 200 especies y variedades diferentes de plantas. En una de tantas mudanzas (quien haya tenido que pasar por varias seguro que me entiende), tuve que deshacerme de él. Una lástima, pero no se puede guardar todo.

A pesar de que era un herbario muy trabajado y bonito, con mucha variedad, era un herbario clásico y hoy me gusta más un herbario global. Os cuento las dos propuestas a ver si una de ellas os seduce lo suficiente para llevarla a cabo. En esta primera entrada, la de hoy, os cuento sobre el herbario clásico, tal y como se ha hecho durante siglos.

Hacer un herbario clásico es más o menos sencillo y su principal fin es estudiar las plantas, aprender sus nombres y sus características botánicas o el de disponer de una colección de muestras. Para ello hay que recoger, siempre con cuidado de no dañar la planta, hojas de diferentes especies. Al recoger las muestras, se toma nota de algunos datos (lugar y fecha de recogida, estado de la planta) para posteriormente poderlos incluir en la ficha dedicada a cada especie. una forma de no estropear las muestras y de no mezclar los datos tomados es utilizar bolsas de congelación y carpetas de proyecto para guardarlas y transportarlas hasta casa. Recuerda que hay plantas como por ejemplo es acebo que está absolutamente prohibido coger en España, te puedes ver acusado de un delito medioambiental.

Quizá la parte más delicada sea el secado de las hojas. Tradicionalmente se hacía entre papeles de periódico escondidos entre hojas de la guía telefónica, pero no es la mejor manera de lograrlo a no ser que estemos hablando de musgos y líquenes (nuevamente os recuerdo que en algunas Comunidades Autónomas está prohibido coger musgo). Una prensa con papel secante puede ser una buena opción, incluso entre dos láminas de papel secante entre tomos de enciclopedia es una buena manera de hacerlo.

Para montar el herbario mi opción favorita es un enorme archivador (o varios archivadores si tienes muchos ejemplares que mostrar) en el que guardarlos. Para cada ejemplar, necesitarás una cartulina doblada o una carpeta de cartulina fina, abierta, sin gomas ni otro tipo de cierres. Al abrirla sobre la parte interior derecha podrás pegar una hoja de papel blanco de calidad sobre la que irá pegada la muestra. Muchas veces se incluye adjunto un sobrecito con muestras de semillas, o sus frutos desecados.

En la misma hoja que la muestra o en la parte izquierda interior de la carpetilla, se incluye una tarjeta con algunos datos entre los que habitualmente se incluye el nombre común y el nombre científico del ejemplar, la clasificación de la misma,  el nombre de la persona que recolectó la planta (esto no tiene mucho sentido si es una labor particular o si no se quiere destacar qué miembro de la familia  o grupo recolectó más plantas que otro, es un dato que se utiliza más a nivel académico que personal), la fecha y el lugar de la recolección, aunque se pueden incluir muchos más datos referentes a la zona en que se recolectó, el ambiente, la altitud…

Pero este tipo de herbario clásico, siendo bonito, se queda muy pobre en comparación con un herbario global, del que os hablaré en una próxima entrega.

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12 Responses to “Herbario I: un herbario clásico”

  1. Ummmm, me acuerdo en el año 86 cuando ayudé a mi marido a elaborar su herbario. Como dices, era bien clásico. Era un curso muy bueno que por aquel entonces impartía el ayuntamiento de Madrid. Y ahí lo tenemos, en las carpetas de jardinería. La verdad es que los dos compartimos el gusto y la afición por árboles, arbustos y plantas de la península. Eso nos ha permitido conocer muchas especies autóctonas del monte. Qué gran entrada Maby!
    Un besoooo

  2. Marisa, me alegro mucho de que te guste la entrada.Es una actividad “adictiva”, ¿verdad? Al final vas por todos lados mirando a ver si ves una especie que no tengas aún en el herbario, jajaja.
    ¡Y tener un herbario de casi 25 años, un lujazo!! No sabes qué pena me dio desprenderme del mío.
    Besos.

  3. Pues yo soy una negada para todo esto, lo reconozco. Tengo varios rosales, un níspero y un chirimoyo en el patio, peor porque ya estaban aquí cuando compré la casa y porque ellos se autoabastecen porque si dependieran de mi…..soy un desastre para las plantas y eso que me encantan.

  4. Todo es cuestión de cogerle el callo, como casi todo en esta vida. Es verdad que hay plantas muy delicadas, pero otras son todoterreno y para empezar a animarse están muy bien.
    Un beso.

  5. De niña, mi madre nos picó con la elaboración de un herbario (nos ayudaba eh?), estábamos todo el día mirando y rebuscando, hojas, flores y luego en casa, organizando, situándolas, secándolas y archivando… hoy en día, creo que nos habría sido más fácil obtener la información que nos faltaba.

    Recuerdo a los estudiantes de farmacia y alguna ingeniería de montes, etc.. que venían a Aranjuez en busca de la planta perdida, ja,ja,ja,
    Si es cierto, que es una pena, haberse desprendido de trabajos tan buenos como éstos.
    Saludiñoss

  6. Hoy en día en cualquier biblioteca seguro que tienen buenos libros de identificación de especies, y con internet ya ni te cuento. Seguro que son buenos recuerdos los que guardas de entonces.
    Un beso, Marisa, gracias por compartirlol.

  7. Que interesante lo que explicas en este post. La verdad es que el herbario clásico tal como lo explicas, tiene un aire muy romántico. A ver como es el otro herbario. Ya tengo ganas de leer el post. Un abrazo.

  8. Yolanda, es apasionante. Cuando me lo mandaron en clase no diré que todo eran alegrías porque es complicado hacerte con un número grande de plantas en un tiempo limitado, sobre todo porque en invierno sólo puedes ir a por los árboles de hoja perenne y en cuanto llegan la primavera y los exámenes se te echa el tiempo encima y te agobia muchísimo no lograr el número mínimo de especies diferentes, pero por afición y con todo el tiempo del mundo, es algo realmente bonito de hacer.
    Un beso.

  9. Yo, cómo Marisma, también ayudé a mi marido a hacer el herbario para su asignatura de Botánica en la facultad. Y reconozco que me divertí muchísimo y que fue allí donde empecé a interesarme, realmente, por los árboles, que ahora me apasionan, antes era mucho más de planta de interior y jardín.

    Él también tiró el suyo, pero al finalizar el curso, vaya bronca que se llevó…

    Besotes!!!

  10. ¡Ay, tirarlo de la misma! jaja, estos chicos… seguro que hasta había soñado con encontrar o no tal o cuál planta y al final no quería ni verlo. Esa relación amor-odio entre estudiante y herbario… jeje.
    Besos.

  11. Pues seguro que fue por eso, y por que no le gusta nada guardar. Justo al contrario que yo que soy una diógenes en potencia…