Cena de princesas Disney

Publicado 1 noviembre, 2013 por Marhya en Relatos de cocina / 6 Comments

Relatos de cocina

Si había algo que el Señor Spencer temía en su trabajo, era organizar la Cena Anual de las Princesas Disney. Aunque jamás lo confesaría. Era un hombre serio, amaba su profesión y se esforzaba con tesón en realizarlo siempre de forma impoluta y a entera satisfacción de todos; anfitriones, invitados y trabajadores. Como director creativo del Palacio Real Encantado, el más lujoso y prestigioso local de eventos del mundo animado, estaba acostumbrado a organizar grandes banquetes, multitudinarias fiestas y todo tipo de actos sociales para los más extraños y exigentes personajes. Su cabeza siempre bullía de ideas novedosas que hacían felices a quienes participaban de ellas. Pero la Cena Anual de las Princesas Disney, era algo que le superaba  y cada vez le resultaba más complicado preparar algo que gustase a las princesas y que  superase a lo realizado el año anterior.

El menú de la cena era, desde luego, el mayor de sus problemas. No es que no pudieran servir ningún pescado o marisco, por respeto a Ariel, más conocida como la Sirenita, sino que directamente debía preparase un menú enteramente vegetariano. Las Princesas Disney eran grandes amantes de los animales, todo el mundo lo sabía. La mayoría de ellas tenía entre sus mejores amigos uno o varios animalitos que hablaban, bailaban y cantaban, que las acompañaban en sus mejores y peores momentos y hubiera sido no una descortesía sino directamente una ofensa, poner nada animal y muerto en la mesa. Pero eso sería sólo un pequeño contratiempo que le haría pensar un poco más de lo habitual si no se viese obligado a eliminar también de los menús, decoración y por ese día incluso de la despensa de Palacio  su ingrediente preferido: ¡Las manzanas!

El señor Spencer adoraba las manzanas; su forma, su fragancia, su olor… y renunciar a ellas en un evento era algo que sólo hacía por Blancanieves. Pero le resultaba francamente complicado. ¿Cómo organizar una cena de temática campestre sin rematar el menú con la tradicional tarta de manzana de la abuela, con base crujiente y su deliciosa capa de crema pastelera? ¿Cómo preparar una fiesta neoyorquina sin hacer referencia a la gran manzana? ¿Cómo celebrar una feria clásica sin disponer puestos de manzanas bañadas en caramelo? ¿Acaso era posible tratar de convertir el salón principal de Palacio en el Paraíso sin que apareciese en el mismo la manzana que Eva ofreció a Adán?

Claro que  por si no fuera suficiente todo ello, tampoco podía usar su segundo ingrediente preferido: la calabaza. La Cena Anual de Princesas Disney tenía lugar cada otoño, y para no herir la sensibilidad de Cenicienta las calabazas estaban totalmente prohibidas en la misma; hubieran parecido una burla hacia la pobre muchacha. Así que nada de fiestas terroríficas con enormes calabazas vaciadas en forma de calavera, adiós a las humeantes soperas de exquisita crema de calabaza al jengibre, ni por asomo osar servir pastelitos rellenos de dulce de calabaza, totalmente descartada la siempre celebrada ensalada de calabaza asada, rúcula, jamón y queso Parmesano del chef Rullié. En fin, un dolor de cabeza para el Señor Spencer, que tenía que renunciar a muchas de sus cosas favoritas.

Pero eran muchas más las cosas prohibidas en la Cena Anual de las Princesas Disney. Nada de sapos. Ni ranas. ¡Oh, habría sido realmente cruel con Tiana! Había que esconder entonces los preciosos saleros de plata con forma de ranita de la suerte, igual que había que prescindir del servicio de té por Bella. Por ella tampoco podían emplearse rosas; ni en la decoración ni en la mesa. Adiós a los centros de mesa con rosas, nada de mermelada de rosas ni de codornices en pétalos de rosa.

El Señor Spencer, después de darle muchas vueltas a la cabeza, se decidió por organizar este año para la Cena de Princesas Disney una fiesta con  ambientación africana. Contrató varios grupos de danzas y percusión y transformó el Jardín de Palacio en un poblado de chozas de adobe y paja, lleno de encanto. Delante de cada choza se cocinaría alguna exquisitez; habría una olla llena de sopa de verduras y tapioca con crema de coco, otra de estofado de okras picante y una tercera con un exótico guiso especiado de karela. Frente a otras chozas habría preparadas jarras con zumos de frutas de la tierra, ponche de piña o cócteles a base de jugo de coco. También parrilladas de plátanos adobados  y de diferentes vegetales, algunos de los cuales nunca hasta entonces habían sido usados en el Palacio, sobre hogueras de baobad. Sería una celebración bulliciosa y divertida y superaría con creces la cena hollywoodiense del año anterior.

Pero no respiraría tranquilo hasta que todo hubiera terminado. Y aún entonces, no podría dejar de pensar en si sería capaz de superarse el año siguiente.

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6 Responses to “Cena de princesas Disney”

  1. Lucero

    ¡Ay pobre Señor Spencer que crudo lo tenía!. Si es que no te creas que es tan fácil contentar a todo el mundo a la hora de preparar una celebración, si me pasa a mí a veces con algunos invitados.
    besoooos.

  2. Marhya… me he quedado sin palabras… ¡Tienes que lanzarte y publicar escritos tuyos! Me ha encantado leer esta entrada, me he reído mucho, ¡pobre señor Spencer!
    Y al final menú exitoso, tal vez llegué Simba (el rey león a dicha fiesta.
    Aunque Polyanna te diría que si no está Rapunzel, la lista de invitados no estaría del todo completa jejeje
    Besos y feliz domingo,
    Palmira

  3. ¡Que piropazo, Palmira!!!
    ¿Sabes que nuestro gato se llama Simba? De pequeñín era igualito al Rey León de los dibujos.
    Dile a Polyanna que Rapunzel no ponía muchas pegas, sólo no poner trenzas de hojaldre, jejeje. ¡Es que me he quedado muy anticuada con las princesas Disney nuevas! Se me va notando la edad, jajaja.
    Besos, guapa.

  4. Te lo dije de todo corazón!!!
    Y si parece mentira que nos hayamos perdido unas cuantas princesas… aunque en casa estoy en plan formación acelerada jejeje

  5. Siempre me gustó escribir, ¡al fin y al cabo, de alguna manera, es lo que hacemos todos los días en los blogs! Aunque sea otro estilo. ¡Muchas gracias, Palmira, porque me animas mucho.
    Besos.