La cocina de El hostal de las ilusiones

Publicado 9 marzo, 2017 por Marhya en De cocina y literatura, Literatura / 2 Comments

Hoy vengo a hablarte de la cocina de El hostal de las ilusiones. Hace unos días, ya te hablé de la novela de Debbie Macomber. Hoy le toca el turno a la cocina y la comida que se menciona en la misma.

Tenía muchísimas ganas de recuperar esta sección del blog, ¡pero en mis últimas lecturas no había lugar para ello! Gracias a esta amable novela, puedo hacerlo. Y es que en las historias sencillas que cuenta, hay lugar para las cosas normales y habituales de la vida. ¿Y qué hay más normal que alimentarnos día a día?

La protagonista de esta novela e hilo conductor de la serie que comienza con esta es Jo Mary, la nueva propietaria de un hostal en Cedar Cove. Entre las primeras cosas que prepara con ilusión para sus nuevos inquilinos, hay una empanada de pollo con verduras frescas y bechamel que me podría hacer babear. Podría prepararla cualquier día en mi cocina; puede que no tarde en sorprenderte con ella.

Jo Mary no es solo nueva como propietaria de un establecimiento hostelero, también es nueva en el pueblo. Y con ella descubrimos lugares de la misma que seguirán apareciendo en la serie, como el restaurante en el que un mediodía conoce a algunas mujeres del lugar, que podrían llegar a ser futuras amigas, mientras degusta una reconfortante sopa de ternera con verduras. O descubrimos las delicias de la panadería local, en la que venden mostachones, galletas de mantequilla de cacahuete, apetecibles tartas de zanahoria con nueces troceadas y zanahorias de azúcar dispuestas en forma de corona, o preciosas tartas de chocolate decoradas con lazos blancos.

En los pueblos con encanto como Cedar Cove siempre hay dulces para compartir. Como las magdalenas de arándanos que lleva para Jo Mary la dueña del otro hostal de la localidad cuando pasa a conocerla y ofrecerla algunos consejos fruto de sus muchos años de experiencia en el lugar y la profesión. O como las galletas de chocolate que la propia Jo Mary prepara para sus huéspedes y degusta con ganas el manitas local, del que suponemos acabará siendo algo más que un personaje de paso.

Entre las golosadas que leemos nos encontramos con una tarta de coco y merengue, que yo me imaginaba encantaría a mi costillo. No soy de mucha repostería salvo para ocasiones especiales, pero me tentó lo bastante como para hacer algunos apuntes de posibles tartas de coco con merengue.

Uno de los lugares que se menciona varias veces en la novela es El paraíso de las tortitas. ¿Te puedes imaginar un lugar así y los platos que servirá? Yo me imagino adolescentes compartiendo torres de tortitas con salsa de chocolate un sábado por la tarde. Y amigas al final de la juventud que encuentran un rato para charlas mientras disfrutan de un goloso plato de tortitas con frambuesas y salsa de chocolate blanco. Me imagino familias con niños de distintas edades probando una variedad de acompañamientos para tortitas y parejas que disfrutan a medias de tortitas con compotas de frutas del bosque y virutas de dos chocolates. Ancianos que se escapan a media mañana para olvidarse de dietas moderadas y leer el periódico ante una gran torre de tortitas con plátano caramelizado y una cantidad desmesurada de sirope de savia de arce.

Ya ves, un lugar que a cualquier glotón literario le apetecería visitar. Y es que, ¿quién no se alojaría gustoso en un hostal frente al mar, en el que la anfitriona le recibe con una tabla de quesos y galletas saladas al anochecer?

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2 Responses to “La cocina de El hostal de las ilusiones”

  1. Pues me gusta la idea de una casa de las tortitas, con cosas sencillas y ricas para acompañarlas y un público que cambia a medida que va pasando el día!
    Y sabes qué? Pues que me encantaría tener un local así!!!
    Besos,
    Palmira