Cuando las mañanas de verano amanecen frescas y el cielo de un azul limpio, es una gozada abrir bien las ventanas y escuchar los sonidos del verano; los pájaros que trinan, el canto de un gallo a lo lejos, los gritos y risas de los niños que hacen carreras en bicicleta, el susurro del viento…
Para algunos llevar una vida de perros, afortunadamente, es llevar una vida tranquila, recibir amor, cuidados, cariño. Y darlo. Sean de dos patas o de cuatro. Para otros, el día a día no es si no pasar por esta perra vida. Que no lo sea más por nuestra incomprensión y actos.
Barbacoa de verano. Uno de los pequeños grandes placeres de la temporada son las barbacoas caseras; cosas ricas, buena compañía. No hace falta complicarse la vida, sólo tener ganas de comer bien y de pasarlo bien. Y si además el que pone la mano para preparar el fuego y la comida es otro y nos dejan relajadamente con una copita de vino y un buen aperitivo, ¿qué más se puede pedir?
Good Bye, Julio, good Bye. Se acaba el llamado primer mes de verano y no sé si alegrarme o entristecerme por ello. Ha sido un mes por un lado bastante ajetreado pero agosto se avecina semejante, así que en ese sentido creo que no lo voy a echar de menos, pero en otro sentido me ha servido para recuperar algunos buenos hábitos y me ha dejado sacar momentos para cosas que me importan mucho y que no había podido disfrutar en las semanas anteriores como me hubiera gustado, así que en ese sentido si que lo echaré de menos.
Algunos de los pequeños grandes placeres del verano; un buen vino, una buena conversación, un rato agradable en buena compañía.
Estos días de calor lo que apetece es buscar una buena sombra y lecturas de verano, algo fresquito para combatir la sed y un poco de música de fondo agradable. No hace falta mucho más para pasar las horas más calurosas del día.
Este año ya tenemos arándanos. ¡Que gusto coger uno y comérselo directamente de la mata! Creo que pondremos alguna planta más para poder usarlos como ingrediente y no sólo golosina, que es como lo estamos disfrutando ahora, porque con una sola planta no da para hacer postres con ello. Pero primero queríamos saber qué tal se darían y si ocuparía demasiado espacio para la cosecha que dan
Dulces sueños. Después de tanto correr, saltar, pasear, jugar, perseguir, derrapar, descubrir y ladrar, toca descansar. Juntitos, como buenos y amorosos hermanos.
Ya se van segando los campos y se van quedando vacíos a la espera de que florezcan los girasoles. Pero empiezan a florecer los huertos y los jardines, que se llenan de colorido. Es el principio del verano, que ha llegado con cielos de un azul intenso, un calor abrasador impropio de estas tierras y promesas de días perezosos y encantadores.
Y de repente, un día, levantas la persiana y descubres que todo está lleno de amapolas. El campo entero salpicado de puntos rojos que se mueven con el viento. Durante semanas siguen ahí un día detrás de otros. Y de repente, cuando menos te lo esperas, otro día descubres que han desaparecido. Ya no volverás a verlas hasta el año siguiente.
Ayer ya no estaban.
Parecía que no iba a llegar nunca, pero si, lo ha hecho, ya llegó el verano 2015. ¡Y es el momento de cambiar de ritmo! No, no me voy de vacaciones, yo como todos los años sigo al pie del cañón y dejo abierto por vacaciones, pero si voy a intentar cambiar un poco el ritmo de las publicaciones para hacerlo todo más liviano. Os cuento lo que en principio tengo pensado.
Hace unos días contaba sobre algunos platos de novela que me gustaría probar y ya dije entonces que mi lista era bastante más amplia. Como veo que la entrada ha gustado (no sabía si le interesaría a alguien) hoy traigo otras 10 recetas de novela que se me antojan, de las muchas que tengo anotadas para un día lanzarme a probar.