Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero

Aunque desde bastante joven he leído novelas consideradas para adultos, no es ningún secreto que disfruto muchísimo con las novelas juveniles todavía a mi edad. Todavía hay quien considera que la literatura juvenil es una literatura menor, pero yo creo que están muy equivocados, ques si es buena es buena y si es mala es mala, como cualquiera, pero que no es sencillo escribir (tanto en el argumento como, sobre todo, en el lenguaje) algo que guste a lectores incipientes y a lectores “devoralibros”; y más complicado aún si quieres que guste también a adultos.

Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, de Martín Casariego, es una novela juvenil que se publicó por primera vez en 1995 y que tiene a sus espaldas un montón de reediciones, una versión cinematográfica y muchos fans. Es una historia bonita, divertida, que se lee con cariño, que incluso tiene algo de nostálgica (pues está narrada por el protagonista ya adulto), mucho humor y mucha más chicha de la que aparenta. Además de un título que a mi, personalmente, me parece encantador.

Leí por primera vez la novela ya pasados los veinte, de la biblioteca, y me encantó. La historia la narra el propio portagonista ya adulto, Juan, que en 2º de BUP (equivalente a 4ª de la ESO, para que lo entiendan los más jóvenes) se enamora de Sara, la chica nueva de la clase, guapa y enigmática. Juan, por supuesto, no confiesa a nadie su amor; ni a la propia Sara, ni a sus amigos, pero aceptará la propuesta de la chica de robar los exámenes para poder pasar más tiempo a su lado.

Sara y Juan comparten muchas cosas que no entenderían sus compañeros; coleccionar momentos, escribir postales desde cualquier lugar del mundo sin moverse de Madrid, un mundo de sueños y de posibilidades. Pero no son personajes aislados ni raritos, están rodeados de muchos amigos y compañeros (el repetidor, el chistoso, el babosete, el ligón, la chica guapa, la tímida, la alternativa…) que conforman la clase y que hacen que sea una historia además de encantadora, divertida.

En el año 2000 vió la luz la película del mismo nombre, entretenidilla y divertida, pero a la que le falta un poco el encanto que destila la novela en cada página. En cierto modo lo comprendo, está dirigida también al público juvenil y es, podríamos decirlo así, una película de instituto a la española. Es divertida, entretenida y graciosa. Y aunque es bastante fiel a la novela, le falta un poco de esa magia que se respira en el libro.

A lo largo de estos casi 20 años (y más de 150.000 ejemplares vendidos) desde que se publicó la novela por primera vez, sé que han sido muchos los profesores que la han utilizado para animar a amar la lectura a sus alumnos, y seguro que ha cumplido muy bien esa labor. Aunque alguien cercano se quejaba de que ya ha quedado un tanto desfasada para utilizarla con el fin de que se sientan identificados y disfruten leyendo, y es que, es verdad, la vida ha cambiado muchísimo en estos años; los adolescentes de la novela (y de la película) no tenían teléfonos móviles ni internet, usaban pesetas, tenían ídolos (futbolistas, cantantes…) que ahora pueden sonar a chino… ¡Si hasta estudiaban un curso que ya no existe con ese nombre!

Os recomiendo leer la novela, es cortita y en una tarde o un fin de semana, sin dedicarle mucho tiempo, se lee de sobra. Y luego ya si acaso, por curiosidad, ver la película Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero pero sabiendo que se decanta un poco más por la risa y la sonrisa, por la comedia adolescente con historia de amor incluida, y un poquito menos por el mundo “interior” del protagonista.

¿Habéis leído la novela o visto la película?