Y de repente, un día, levantas la persiana y descubres que todo está lleno de amapolas. El campo entero salpicado de puntos rojos que se mueven con el viento. Durante semanas siguen ahí un día detrás de otros. Y de repente, cuando menos te lo esperas, otro día descubres que han desaparecido. Ya no volverás a verlas hasta el año siguiente.
Ayer ya no estaban.
¡Qué foto más bonita! Eso pasaba en casa de mis abuelos un día estaban y uno ya no estaban :o)
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
Gracias, Palmira. Está sacada desde casa, por eso se ve desde altura.
Besos, guapa.
¡que foto más chula, sis! Ya sabes que me encantan las amapolas
¡Gracias!! 🙂
Me gustan mucho las amapolas, supongo que será por su color que dan tanta alegría, y sí es cierto que no es muy largo el tiempo del que podemos disfrutar de su visión. Besos guapina.
Gracias, Lucero, me alegro mucho de que te gusten.
Besos.