Miedo en un puñado de polvo, de John Ives, es la última novela que he leído. Es una novela que me ha gustado, aunque no sé si voy a saber definirla con pocas palabras. Creo que no se parece a ninguna otra que haya leído antes. Es una mezcla de aventura y a la vez un relato de superación psicológica, en una trama cargada de peligro latente y miedo, como su propio título indica.
EEUU, años ´70. Un joven indio, Duggai, se escapa del hospital psiquiátrico en que está recluido. Para él el tiempo pasado en el mismo ha sido un infierno. Un infierno mucho mayor que el que pasó en Vietnam, donde combatió como francotirador. Ya en libertad, lo primero que hace es secuestrar a las cuatro personas que considera responsables de su reclusión. Son las cuatro personas que como profesionales de la psicología y la psiquiatría dieron su opinión sobre su destino en el juicio por asesinato al que fue sometido.
Los cuatro secuestrados, tres hombres y una mujer, son abandonados en mitad del desierto, sin ropas ni pertenencia alguna. Duggai no quiere matarlos. Quiere que el desierto sea su infierno, el que acabe con ellos. Sin agua ni ropa, pocas personas sobreviven más allá de unas pocas horas en el desierto. Pero entre los cuatro secuestrados está Mackenzie, mitad navajo, que debe echar mano de las enseñanzas de sus mayores para tratar de sobrevivir en el lugar, en espera de que la policía o alguien les busque en la zona.
Los secuestrados tendrán que luchar por sobrevivir y por superar el miedo a su secuestrador, que les acecha desde algún punto cercano. Pero también por superar el miedo a si mismos, a la muerte y al sufrimiento. Y, además, tendrán que luchar contra la tentación de no luchar por su vida y dejarse morir rápidamente, acabando cuando antes con sus sufrimiento.
Como digo esta novela no se parece a ninguna otra que haya leído. Es una novela amena y corta, que se lee con rapidez. A camino entre la aventura por la supervivencia y el thriller psicológico. Aquí el peligro puede venir de fuera, de Duggai, el secuestrador. Pero también cada personaje debe luchar por superarse a si mismo y por no dejarse vencer por la apatía, el miedo y el deseo de encontrar una muerte rápida y sin sufrimiento.
El principal protagonista de la novela es Mackenzie. Él, además de autoproclamarse líder de los cuatro secuestrados, pues parece el único con conocimientos necesarios para ayudar a los demás a sobrevivir, tiene que luchar con otros fantasmas. Como la presencia de Jay y Shirley, un matrimonio a los que conoció durante el juicio a Duggay. Su atracción por Shirley terminó con su propio matrimonio aunque en realidad este había terminado muchísimo antes. Y también acabó con la relación de amistad que surgió entre las dos parejas.
No sabía muy bien qué esperar de esta novela porque no tenía referencias, pero me ha gustado. No voy a decir que sea exactamente de las que te tienen en un sinvivir, pues aunque no sabía cómo podría terminar o qué pasaría con cada uno de los personajes, tampoco lo he leído con angustia. Creo que esa es la única pega, que no he llegado a sentir del todo es terror que parece que sentían los personajes. Y que hubiera hecho la lectura redonda. Pero creo que perece la pena por lo que tiene de supervivencia física y piscológica.
Es una novela que está descatalogada hace años, pero creo que será fácil de encontrar tanto de segunda mano como en bibliotecas públicas. Si se te pone a mano y te apetece leer algo diferente, te animo a que le des una oportunidad.
Uff, creo que esta novela no es para mí en estos momentos.
Pero en esto de la lectura, como en todo, hay tanta variedad de gustos y según sea también tu momento. Yo ultimamente estoy leyendo distintos estilos, pero lo que más aprecio es algo que me distraiga y no me haga pensar mucho.
Besos preciosa.
Si, Lucero, te entiendo. Yo también hay temporadas en las que no me apetece leer según qué estilos o temas.
Un beso, guapa.