Kyland de Mia Sheridan es una novela que me ha gustado muchísimo, una lectura mejor de lo que esperaba. Poco o nada tiene que ver con la imagen frívola de su portada. Y es para mi el descubrimiento de una autora a la que voy a seguir porque me ha encantado el modo en que te envuelve en la narración, lo vívida que es, la construcción que hace de los personajes y la fluidez con la que avanza la trama.
En este caso, no sé si será igual en otras de sus novelas, la ambientación dura es realista pero no por ello morbosa ni gratuitamente oscura. El personaje protagonista que para mi no es tanto Kyland sino Tenleigh, aunque en realidad ambos lo son, tiene esperanza de mejorar y es relativamente feliz pese a sus circunstancias, así que eso hace que todo se vea de otra manera. Aunque la novela está narrada con las voces de ambos, según el capítulo.
La vida puede ser muy dura en la zona minera de los Apalaches. Como muestra el pueblo minero de Dennville, en Kentucky, donde hay más personas que pasan necesidad que aquellas que viven bien. De hecho no son pocas las familias que malviven y que pasan hambre, frío y carecen de los recursos más básicos. Entre ella las de Kyland y Tenleigh, dos adolescentes que esperan salir de esa situación a base de esfuerzo y tesón. Ambos se postulan como ganadores de la beca de estudios que cada año concede la dirección de la mina local y que les permitiría estudiar una carrera universitaria, algo impensable de otra manera.
El padre y el hermano de Kyland murieron en la mina en un accidente que dejó decenas de muertos y que fue uno de los más graves de EEUU en el S. XXI. Tenleigh vive con su hermana mayor y su madre, una mujer con una enfermedad mental, en una destartalada caravana en la montaña. Aunque ambos se conocen ligeramente porque la población es pequeña y han compartido algunas clases no son realmente conscientes del otro hasta que un episodio fortuito les muestra la parte más íntima del otro, su situación en la vida: Kyland roba las sobras de un desayuno y Tenleigh lo ve y no dice nada.
Ambos saben lo que es pasar hambre, frío, necesidad, sentirse solos. Y precisamente por eso y porque para ellos solo hay una vía de escape hacia una vida mejor no deberían acercarse tanto. Aunque cada vez se van sintiendo más cercanos, más atraídos el uno por el otro. Pero solo uno puede ganar la beca, si es que otra persona no les adelanta, y marcharse y dejar al otro si de verdad se unen sería terrible para quien se quedara. Claro que mantenerse separados una vez se conocen de verdad no va a ser nada fácil.
La novela es corta, no llega a las 300 páginas, y sin embargo es profunda, es mucho más que una novela Young Adult al uso. Llega al alma. A mi me ha llegado. Me resulta complicado contar mucho más sin destripar la historia, me ha gustado tanto que quiero que si lees Kyland de Mia Sheridan la disfrutes en cada página como he hecho yo. Que cada escena y cada personaje, que cada paso que se de lo vivas como la autora ha querido que el lector lo vaya descubriendo.
Por ello solo puedo decir que es una novela muy recomendable. Y no solo si te gusta este género. Que tiene alma, que tiene vida, y que pese a mostrar una realidad dura porque no dejan de ser dos adolescentes, dos menores, faltos de lo básico, es una novela llena de esperanza, de la esperanza de que la formación, el tesón, el trabajo y la claridad de mente son claves para prosperar, para mejorar, para alcanzar metas y realizar sueños. Y que el amor, la cercanía, las personas que nos importante son un apoyo clave. Que hay personas de alma negra pero también otras que nos dan luz y vida.
Pues creo que me gustaría esta novela. Voy a buscarla.
Como curiosidad, me ha llamado la atención que justo hoy, que es la patrona de los mineros, nos hables de una novela en la que la minería está presente.
Besos.
¡Es verdad! Pero ha sido pura casualidad, jajaja,
Besos.