Lakeshire Park, de Megan Walker, ha sido una de mis últimas lecturas. Es una novela de una autora de la que no había leído nada antes y sobre la que no tenía referencia alguna, pero he disfrutado mucho con este libro y la voy a seguir de cerca porque creo que no será el último suyo que lea.
Lakeshire Park, de qué va
Inglaterra, 1820. Amelia Moore de 19 años y su hermana menor, Clara, están en un grave problema. Su padrastro está a punto de fallecer y les ha dejado claro que no va a dejarles nada en herencia. Ni unas míseras libras al año. Se ha ocupado de su manutención hasta el momento porque así se lo prometió a la fallecida madre de las chicas. Pero en el momento en que abandone este mundo da por concluida su promesa y se verán en la calle sin bienes y sin sustento alguno.
Para ser recibido por su difunta esposa en el otro mundo con la tranquilidad de haber cumplido su promesa, les ha proporcionado una temporada en Londres, en compañía de su propia hermana. Si esta ha hecho lo posible e imposible porque no saquen nada en positivo de ello, no es su problema.
Amelia recibe la invitación a pasar dos semanas en Lakeshire Park como un vaso de agua fresca en el desierto. Su hermana Clara está enamorada del anfitrión, sir Ronald. Y Amelia espera que tanto por la felicidad de la joven como por la supervivencia de ambas, esos días sean suficientes para que el muchacho se declare. Pero resulta que se topa con otro invitado, el señor Peter Wood, quien también una hermana menor deseosa de que Sir Ronald pida su mano.
Peter y Amelia no empiezan con buen pie. Ambos están decididos a proporcionar la felicidad a sus respectivas hermanas. Pero además Amelia tiene una necesidad imperiosa, la que da el miedo a la indigencia, a encontrarse en la calle sin empleo, sin dinero, sin familia. Y no se achantará ante ese caballero y sus intenciones, ni se dejará seducir por su falsa amabilidad.
Mi opinión sobre la novela Lakeshire Park, de Megan Walker
He disfrutado mucho con esta lectura. Es un clean romance muy bonito, muy agradable.
Me ha sorprendido gratamente la voz narradora. Ahora mismo no recuerdo ninguna otra novela romántica de época escrita en primera persona. Esta lo está y además dota a la novela de un encanto diferente, la ingenuidad de Amelia está presente en todo momento.
Su forma de ver las cosas, lo poco en estima que se tiene a sí misma las circunstancias que la rodean, hacen que el ángulo desde el que se ve todo sea el de la protagonista, y eso muestra la historia de un modo único que, en este caso, es más enriquecedor que si fuera una narración omnisciente, donde la historia daría la impresión de más trillada.
Lo mejor que puedo decir de ella es que es una lectura muy agradable. Que se disfruta como transcurre la trama, poco a poco, sin prisa. Que cuenta una historia bonita, pero te lleva a otro lugar y época y tiene un lenguaje claro y sencillo, sin florituras pero sin simplezas, que ayuda a sentirse dentro de la trama.
Los protagonistas me han encantado. Sobre todo Amelia, que se ve en una situación complicada y tiene que tirar hacia adelante sola, porque decide no dar demasiados detalles a su hermana. Es un personaje decidido, aunque su experiencia en la vida es limitada y su conciencia o educación o su entendimiento de cómo funciona la sociedad en la que vive (un poco de todo ello, en realidad) le impiden saltarse las reglas.
Si buscas una historia romántica de época que se salga un poco de lo habitual, te gustará siempre que tengas claro que es una novela sin escenas subidas de tono (ni de tono medio, vamos). Tampoco le hacen falta.