Se dice que en tiempos de crisis económica bajan las ventas de prendas de ropa de temporada, pero a cambio, suben las ventas de complementos. Son compras que ya sea meditadas o por capricho suelen tener un precio más bajo, y la ropa de siempre puede cambiar totalmente su aspecto si una la viste acompañada por unos complementos u otros. Así que pañuelos, bolsos, cinturones, broches, diademas, sombreros y compañía lucen en las tiendas en lugar privilegiado mejor que nunca.
Los complementos de diferentes colores, materiales y estilos pueden modificar casi cualquier look. El más sencillo de los vaqueros con una camiseta básica puede adaptarse a infinidad de estilos cambiando tan sólo los complementos que lo acompañan. Por eso voy a procurar mostrar complementos varios que no pasen de los 30 euros, a ver si consigo hacerlo al menos una vez por semana. Hoy os enseño tres que me han gustado.
Este sombrero negro de paja lo venden en El Corte Inglés por tan sólo 9 euros. Para el día o por la noche, las combinaciones para lucirlo pueden ser infinitas. ¿Se te han ocurrido ya unas cuantas con lo que guardas en el armario?
Este collar rosa de cela puedes encontrarlo en Pantai.es por 10,50 euros. De aire juvenil e informal, se puede lucir con vestidos playeros blancos, pichis vaqueros o tejanos y camiseta básica azul, por ejemplo.
Las esclavas están de moda esta temporada. Esta de la fotografía es de resina y se vende en La Redoute por 8,33 euros. Tiene un aire sesentero que me ha encantado, lo veo capaz de animar e iluminar hasta el vestido negro más sobrio.
¿Alguno os gusta? ¿Habéis comprado algún complemento o le habéis echado el ojo a alguno últimamente?
Pues el otro día me compré la mariposa de macramé y la semilla denoséqué brasileña. Pero en estas cosas no soy muy de temporada. En verano uso todo lo que tengo porque descubro el cuello y se me ven las muñecas, entonces saco pendientes, pulseras con piedrecitas, con lava, algún collar, casi todos regalados a mi gusto, piedras (jamás bolos), plata vieja, semillas, pasadores para el pelo de cuero, algún colgante de nácar, madera, caracolitas… mi hermana dice hippy pija, olivinas…
En fin… nada de plena temporada sino de tienda o rastro artesano, y alguna curiosidad de fuera.
Del año pasado me quedaron ganas de usar más un sombrerito de tejido tejano en verde (un regalo), que con una mini que encontré el otro día a 4 euros, unos legins (o como se diga), una camiseta blanca, mis sandalias de trote y ese collarcito rosa estaría monísima, ya me hice el vestuario para primavera. Para verano con mi falda tobillera “cuatro estaciones”, las mismas sandalias troteras, misma camiseta blanca y en forma de pulsera.
El sombrero negro es demasiado sofisticado para mí.
Y por este año, poco más que dejar volar la imaginación y tirar de viejo. No está la cosa para mucho más. Si acaso ahorraré para un collar de macramé que me impactó desde que lo vi. En un marrón precioso, y con una piedra pulida a la que se le ven incrustaciones. Me dijeron que es tb brasileña, que efectivamente es una piedra fosilisada, que sacan cachitos y las trabajan para bisutería… una preciosidad. Las piedras me gustan, me cargan de energía. Pero el precio, y aunque va directamente a las manos artesanas, se me va un poco de presupuesto, 40 euros.
Por soñar no pierdo nada.
Un beso grande y a ponerse resultonas.
Adormidera, creo que compartimos gustos en muchas más cosas de las que pensábamos. El estilo hippie como dices es el mío, jejeje. Mi debilidad son los pendientes, soy incapaz de salir de casa sin ellos, me da la impresión de que voy sin vestir. Antes me los ponía nada más levantarme, ahora estoy más recuperada de la obsesión y en casa suelo estar sin ellos pero en cuanto que tengo que pisar la calle no puedo no ponérmelos, incluso cuando voy a pasear por el campo, no me siento bien sin ellos. Pero casi todos son de rastro, hasta los que me regalan, y no sé cómo lo hago pero casi siempre acaban teniendo algo azul, los últimos que me compré eran plateados con azul y los últimos que me regalaron mis padres eran unas mariposas como de resina también azules.
Esta primavera aún no he echado el ojo a nada, tengo para estrenar dos pañuelos y los dos en tonos violetas, uno muy elegante (casi que demasiado y no sé cuándo encontraré la ocasión) que me regaló en Navidad mi abuela y otro más sport que a ese si que le voy a dar trote que me regaló mi hermana.
El sombrero negro este me ha encantado, los sombreros me encantan aunque reconozco que a veces me da corte ponerme porque llaman mucho la atención, pero me gusta mucho ver a la gente con ellos. Me estoy resistiendo pero no sé si al final no caerá.
Besitos.
Ah, Adormidera! Se me olvidó lo de las piedras. Pues mi padre que es muy manitas tuvo una temporada que hizo bastantes cositas con piedras, tengo dos que me regaló muy chulas, una es un laburu tallado en un cantito de un color muy chulo que no sé de dónde lo cogió, lo hizo como colgante con una cinta de cuero para ponerse al cuello, casi tipo gargantilla con colgante. El otro que tengo es una piedra plana que gira entre blancos y grises y unos tonos como brillantes que no sé exácatamente qué material es ni dónde la encontró y le puso encima pegada un águila de alas abiertas que recortó en plata, les tengo mucho cariño a los dos colgantes.
Besos.
Qué bonito los regalos tan personalizados.
Yo que me privo con el cubito de resina rojizo que me regaló To el año pasado al verlo en una tienda, porque le gustó para mí… o el jade de no sé donde que un amigo me mandó de la Expo de Zaragoza porque dice que tiene poderes… o la pulsera de lava pulida gemela de otra que hay por el mundo, encargadas para recordar un pacto cariñoso de muchos años ya. jOlín, me he emocionado.
No hay nada mejor que esos regalos escogidos pensando en una o los realizados directamente por alguien que te quiere.
Durante años estuve sin ponerme pendientes ni adornos, después de haber sido una de esas hippies no tan pijas (diría mi hermana). Durmieron en cajitas hasta que me decidí a recuperarlos. El momento que las volví a abrir y que me fijé en unos pendientes nuevos en un puesto de la calle, fue cuando decidí que ésa era yo, que me había adormecido en parte durante ese tiempo pasado.
En invierno los cuellos, pañuelos y bufandas lo tapan todo, así que no llevo nada (ni reloj, que no uso)… si acaso algún pendiente si el pelo está recogido. Ahora desde la primavera, sale a boleo todo. Especialmente unos pendientes rectangulares en madera roja, con un arabesco en plata vieja que los cubre en parte… y otros pesados, de plata con unas piedrecitas azules que escogí en una tienda indú cerca de la Pza de Santa Ana en Madrid.
Lo que sí me ocurre es que al final mis preferidos son aquellos especiales por algo, por el momento que se compraron, por el lugar, por la persona que me acompañaba, por la que lo eligió, pasan a ser casi amuletos.
Cuando estrené riñón, tenía que acudir cada pocos días a revisiones en Tenerife. Recuerdo uno que yendo camino del aeropuerto, tuve que volver a casa a por mi collar y mis pulseras, que se me habían olvidado. Durante los dos primeros años, aquel juego se convirtió en un auténtico amuleto, no podía pisar el hospital sin él, me hacía sentir menos miedo. Ahora se me olvida casi siempre, pero aún así, si me toco la muñeca y no lo llevo, me da un pellizco en el estómago.
Qué cosas, ¿verdad? La importancia que damos a algunos objetos, en plan fetichista, para todos es una pulsera pero para una esa algo demasiado especial. Si viniera un ladrón a mi casa buscando joyas se llevaría una decepción,pero para mi todas esas baratijas que tengo tienen mucho valor.
Muchos besitos.
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