Restaurante Etxanobe, mi experiencia en un estrella Michelín

Publicado 19 noviembre, 2013 por Marhya en Gastronomí­a, General, Personales / 17 Comments

Como bien sabéis quienes me seguís habitualmente, no tengo costumbre de hacer reseñas de restaurantes, en parte porque es un poco rollo estar haciendo fotos de cada plato (a menudo con una luz pésima, como es el caso; era de noche y había muchas sombras) aunque no únicamente por ello. Sin embargo esta vez voy a hacer una excepción por varios motivos y voy a contaros mi experiencia cenando en el Restaurante Etxanobe de Bilbao; por un lado es un restaurante con estrella Michelín y estamos a horas de que se den y quiten distinciones en la nueva guía, por otra parte raramente visito establecimientos de este tipo y sé que hay mucha gente que le cohíbe lo de los reconocimientos a la hora de ir a  un restaurante, igual que a otros les atrae.

Bilbao de noche,visto desde el Palacio Euskalduna (3ª planta)

Para empezar diré que no es el tipo de locales que suelo elegir, simplemente por cuestión de gustos personales y nada más. Soy más aficionada a la cocina de producto que a la de vanguardia, y éste se encuentra entre uno y otro punto. El chef, Fernando Canales (del que por cierto tengo pendiente hace ya tiempo reseñar su libro “Cocina asequible” que editó Ediciones B hace ya algún tiempo), define la cocina que realizan en el Etxanobe como un cruce de cocina tradicional y creativa, y creo que si, es una forma muy clara y realista de describirlo.

El local está situado en el Palacio Euskalduna, en la tercera planta (os dejo  una fotografía de parte de las vistas desde su terraza). A medio camino entre San Mamés y el Museo Guggenheim. Si visitáis Bilbao como turistas, no tenéis pérdida alguna. Es un local con dos comedores, acogedor y muy agradable. Y no le falta detalle.

Panecillos

Mi experiencia en el Restaurante Etxanobe

Mi acompañante y yo íbamos con menú cerrado ya que era un regalo. Con un verdejo de Rueda y agua de Solán de Cabras para beber y unos panecillos para acompañar (el blanco muy bueno, al de pasas y nueces le faltaba  un poco más de sabor aunque es posible que en ese caso no hubiera casado tan bien después con algunos platos), primero nos sirvieron unos aperitivos.

La verdad es que cuando llegó el primer aperitivo, se nos quedó cara de estar dentro de un gag cómico sobre restaurantes de alta cocina. No fuimos los únicos, me fijé que en la mesa de al lado, un rato después, les pasó lo mismo; la cara de la chica era todo un poema. Y es que era un diminuto (del tamaño de una moneda de céntimo de euro) dadito de tomate con cebollino o cebolleta dentro y una cánula que al morderla inyectaba en el mismo el aliño. Falsa alarma, los platos posteriores iban aumentando de tamaño.

Ensalada de tomate. Demasiado nombre para tan minúsculo bocado.

El segundo aperitivo que probamos en el Restaurante Etxanobe fue el de bacalao con remolacha (¿infusionado en remolacha?) y un toque de crema de queso. Rico.

El segundo aperitivo, Restaurante Etxanobe

Bacalao, remolacha, crema de queso...

El tercer y último aperitivo, tres croquetas caseras de jamón por comensal. Impresionantes. Hipercremosas por dentro, crujientitas por fuera y espectaculares de sabor.

Croquetas de jamón del restaurante Etxanobe

Empezaron entonces los platos propiamente dichos. Para empezar, la famosa lasaña de anchoas sobre sopa de tomate, que tiene club de fans y todo. La verdad es que no es de extrañar, porque estaba divina. El sabor y la textura. Hubiera comido un plato (tamaño “de los de la abuela”) de ella y tan a gusto. Las anchoas y su acompañamiento estaban buenísimas, pero la crema o sopa de tomate, para comer a cucharadas, mejor aún.

Lasaña de anchoas y crema de tomate

Lasaña de anchoas y crema de tomate del restaurante Etxanobe

Seguimos con el arroz cremoso con pulpo y hongos. Perfecto. A mi acompañante el pulpo le pareció un poco duro, para mi gusto estaba riquísimo y me hubiera comido una ración de él felizmente. El arroz estaba en su punto e inmejorable de sabor.

Arroz cremoso de hongos con pulpo

Después llegó el momento del pescado. Lomos de cabracho desespinados sobre panadera de verduras. La panadera de verduras eran patatas y cebolla. Para mi muy buenas, para mi acompañante, un poco dura de más la patata y soso el pescado. Tengo que decir que el cabracho no es un pescado que me guste especialmente y sin embargo esta vez lo disfruté.

Lomo de cabracho desespinado sobre panadera de verduras

Seguimos con el corzo con confitura de pera (en realidad, pera caramelizada). La idea de la pera dulce es suavizar la carne. Después del primer bocado mi acompañante y yo las dejamos de lado por resultarnos excesivamente empalagosas. El corzo nos encantó. Tiernísimo, delicioso y con una salsita o fondo que le iba a las mil maravillas y que mojamos en pan debidamente, para dejar el plato limpio.

Corzo con confitura de peras

Corzo con confitura de peras

Llegaron a continuación los postres, un surtido de cinco postres muy rico. El que menos me gustó (a mi acompañante le encantó) fue el pastel de arroz, dulce de más para lo que me suele gustar. El resto, impresionantes: la tarta Josefina deliciosa, el helado de yogur casero en su punto de acidez y dulzor, la bomba de chocolates con crema de naranja de lo mejorcito y un quinto cuyo nombre no recuerdo pero que era algo así como una mousse de chocolate en tempura, espolvoreada con azúcar glas, que sabía a chocolate con churros y me encantó.

Surtido de postres del restaurante Etxanobe

Con los cafés (té verde y descafeinado, en realidad) nos sacaron un coqueto botonero de mercería, estilo antiguo, de tres cajones. En cada uno de ellos había dos botones (de dulce de leche unos, de coco otros y de chocolate blanco en color rosa los terceros) para acompañar. Un detalle que nos sorprendió y nos gustó mucho.

Botones rosas de chocolate blanco

¡Ah! Para los que gustan de esos detalles, el chef del Restaurante Etxanobe salió un par de veces al comedor, se presentó en cada mesa y tuvo palabras amables y comentarios sobre lo que estábamos degustando en cada momento.

En definitiva, comimos bien, en el plato a plato daría el sobresaliente (mi acompañante algún notable) a todos los platos, el personal amabilísimo y estuvimos muy a gusto. A pesar de todo ello, no es el tipo de ambiente ni cocina que más disfruto, y creo que no volveré; en ese nivel de precios (en mi opinión, alto en función de lo ofrecido), prefiero una cocina más de producto y un ambiente más relajado e informal. Simplemente por preferencia personal.

¿Conocéis el restaurante y al chef? ¿Qué destacaríais de lo que comisteis? ¿Cuál es vuestra experiencia en restaurantes con estrellas Michelín?

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17 Responses to “Restaurante Etxanobe, mi experiencia en un estrella Michelín”

  1. Pues lo cierto es que he tenido la inmensa suerte de ir a varios, y tengo que decir que no siempre me han sorprendido los sabores de los platos, a pesar de que la puesta en escena siempre ha sido espectacular.

    Esa es la pega de estos restaurantes (además del elevado precio, pero un día es un día…), que muchas veces se quedan en los fuegos de artificio y se olvidan de lo más importante: la comida. Aún así no me resisto a probar cada vez que me surge la oportunidad 😉

    Me alegra que lo disfrutaras.

    Un beso.

  2. Gracias, Elena. Pues no sé si yo me sentiría cómoda pagando esos precios sin tener del todo claro que saldré contenta. Bueno, si lo sé, no me sentiría nada cómoda. Pero es que yo soy un poco especialita para estas coas, jajajaja. 😉
    Un beso, guapa.

  3. Buenos dias !!!
    Mira que ayer estuve a un tris de decir que era pescado, aunque tampoco hubiera acertado, pues pensé que era merluza jeje…
    Me alegra que lo hayas disfrutado, un buen regalo sin duda y una crónica perfecta.
    Muchas gracias por compartirla , pues es verdad, que ir a estos sitios y ponerse a sacar fotos, es un coñazo , además de que la gente te mira raro jajaja….
    Besinos princesa.

  4. jajajaj, pregunté si se podía, y no fui la única. Lo bueno que nuestra mesa era muy discreta, pero claro, también por eso un poco más oscura.
    Un beso, guapa.

  5. El chef lo conozco de nombre pero nunca he probado su cocina.
    Como Helena he tenido la gran suerte de poder disfrutar de algunos restaurantes “con estrella” y lo que siempre me ha sorprendido gratamente es que nunca me han hecho sentir fuera de lugar como en algunos restaurantes “de moda”.
    En cuanto a platos siempre he estado muy impresionada, los sabores suelen ser intensos y precisos, eso si, siempre hemos ido a estrellas clásicas y no modernistas rarillas, o sea que cocinaban con mucho talento los productos de su tierra.
    Pero si tengo que elegir entre los macarrones gratinados con mi mamá y una estrella tengo claro donde me quedo!!!
    Besos,
    Palmira

  6. Vaya, vaya, vaya, qué calladito te lo tenías!!! 😉

    Una crónica estupenda, guapa. Te contesto:

    1.- Conozco el restaurante, pero de “oidas”. Vamos que no he comido nunca allí, pero me encantaría hacerlo. Y más después de leerte.

    2.- Te lo cuento cuando lo pruebe, que a este paso me veo haciéndolo cuando sea viejita y España se haya llenado de brotes verdes de verdad.

    3.- Sólo he comido dos veces en un Michelín y fue antes de abrir el blog. ¡Lástima de crónicas!
    “El Ermitaño” en Benavente, Zamora. Y “El Cenador de Salvador” en Moralzarzal, Madrid. En este último fue mi “primera vez” y era bastante jovencita ( 😉 ) Allí descubrí lo que era la alta cocina y me gustó, vaya qué sí. En El Ermitaño ya tenía más bagaje y la disfruté de otra manera. Eso sí, pasé un rato bastante malo cuando salío el chef, Pedro, para interesarse por nuestra opinión y yo tenía la boca más llena que en mi vida. ¡¡¡Además es un tío guapísimo y me puse como un tomate!!! Jucha todavía se rie de mí a costa de eso.

    En mi opinión creo que lo de la EM es un poco lotería y que si la tienen todos los que la merecen, también hay gente que la merece y no la tiene.

    Besotes.

    PD Con respecto a lo de la “comodidad”, creo que es “cuestión de práctica”, cuanto más vas a chiringuitos de postín mejor te encuentras. Y con la cámara de fotos, tres cuartos de lo mismo…
    A mí, al principio me costaba un montón sacarla, ahora lo hago con mucho desparpajo e incluso he pedido mesas cerca de la ventana para tener mejor luz. 😀 😀 😀

  7. Eso es cierto, Palmira, te hacen sentir bien, que hay muchos “localuchos” que parece que están haciendo un favor a disgusto al cliente dándole de comer.
    Yo comí muy bien, y me gustó mucho pero también tengo claro que para el nivel de precios que tiene, no es el tipo de restaurante que prefiero, me siento mucho más cómoda en un lugar donde pagas por una buena lubina y la tratan con mimo, o un buen foie o un buen cochinillo y mejoran el producto. Pero es sólo una cuestión de gusto personal.
    Un besote.

  8. Jajajaja, me lo imagino y me solidarizo contigo, 😉
    Aquí estaba al lado de la ventana, pero era de noche, así que yo creo que había menos luz que en el centro del comedor, jajaja. Bueno, cuando vuelva a un restaurante de estos, probablemente dentro de unos años (como bien dices tú cuando España esté llena de brotes verdes pero de verdad) me quitaré la vergüenza.
    ¡Un beso, guapa!

  9. A mi este tipo de restaurantes no me llama la atención, quizá porque no he ido nunca y el desconocimiento también hace para recelar. A nosotros nos gustan las casas de comidas y los restaurantes tradicionales así como asadores para alguna ocasión especial. Por supuesto no dudo de que estuviera todo riquísimo, pero no sé, no me gusta este tipo de ambientes y que esté todo tan recolocado en el plato que parece que han estado haciendo trabajos manuales. También a l no estar acostumbrada hace mucho, me da repelús ir a sitios tan caros, y alguna vez sí que me lo podría permitir pero soy así.
    La lasaña de anchoas sobre crema de tomate es lo que me ha parecido que me gustaría más, son dos ingredientes que me chiflan juntos. Esta es mi humilde opinión, hoy por hoy no creo que pise un sitio de este calibre.
    Un besoooo

  10. Bueno, no era tan, tan de recolocaditos en el plato detallitos a cañón, era un punto intermedio y sin elementos accesorios. Pero te entiendo lo que quieres decir porque es un poco lo que me pasa a mi, que me encuentro más cómoda en otro tipo de ambientes y con otro tipo de cocina.
    Besos.

  11. Pues no, no he estado nunca en un restaurante similar a este. Lo cierto es que es normal que al principio alucinaríais con el tema tamaño pero los platos tienen un aspecto delicioso.

    Besos.

  12. Isa

    A falta de saber el precio, el menú me parece muy completo. Yo también me hubiera llevado un susto con el primer aperitivo. No soy de cocina de vanguardia pero, dentro de la innovación, creo que me podría gustar.

  13. La verdad es que yo nunca he ido a un restaurante de estos que ofrecen comida tan creativa ni con estrellas michelín y me encantaría ir pero mi marido dice que no le llama la atención para nada. El entrante de tomate sorprendente, creo que yo no hubiera sabido cómo comérmelo, jeje. Si alguna vez a algún restaurante así os contaré la experiencia.

  14. Lola, yo tampoco, al servirlo nos lo explicaron 😉 Mi acompañante creyó que era el aliño para una ensalada que nos iban a servir después, imagina qué cara se nos qudó, porque en ese momento que era lo primero que servían, de ese tamaño y ninguna mesa llena cerca para mirar…. (que luego ya se fue llenando el comedor). En fin, un poema.
    Besos.

  15. informacion video vigilancia

    ¡Què bueno! Contundentes motivos. Manten este liston es un post fantastico. Tengo que leer màs blogs como este.

    Saludos