La niña perdida, de Elena Ferrante, es la cuarta y última novela de la saga Dos amigas, que comienza con La amiga estupenda. Esta corresponde a la mayor parte de la vida adulta de las protagonistas, desde apenas los treinta hasta su vejez.
La niña perdida, de Elena Ferrante: de qué va
Nápoles, Italia. Un amor de juventud ha traído de vuelta a Lenú a Nápoles. Se instala con sus hijas fuera del barrio, en un piso con vistas al mar. Ese regreso no gusta a sus padres, que no entienden qué está haciendo con su vida. Y tampoco a Lina (Lila) que siente que su amiga está desperdiciando su vida.
La estancia de Lenú en Nápoles se alarga y durante una década ambas amigas vuelven a vivir en el mismo barrio de su infancia, las dos en el mismo edificio. En ese tiempo su amistad vuelve a resurgir con fuerza. Un día, una niña desaparece y da de nuevo un vuelco a la vida de estas mujeres.
Mi opinión sobre La niña perdida, última novela de la Saga Dos amigas de Elena Ferrante
No quiero hacer una sinopsis muy amplia para evitar mencionar casi nada de lo que ocurre en la novela, ya que estoy publicando en semanas seguidas mi opinión sobre las distintas entregas de esta saga y la sinopsis de una puede contener spoilers de las anteriores. Aunque ya lleven un tiempo publicadas, quiero que quien no las haya leído y decida hacerlo pueda disfrutar de su lectura sin saber demasiado de la trama.
La niña perdida se divide en dos partes. La primera me ha gustado más porque sigue donde termina Las deudas del cuerpo. La segunda parte comprende demasiados años en relativamente pocas páginas, la edad de las protagonistas hace que sea muy diferente y a menudo la vida de Lenú queda diluida por la de Lila, la de sus hijas, algunos hechos generales que también incumben a los amigos de la infancia de alguna manera. Sabemos que sigue publicando, pero su vida personal e interna más allá de su relación con su amigas, con sus propias hijas y los hijos de Lila, parece no existir. Y eso lo he echado de menos.
Pese a ello puedo decir que toda la saga me ha gustado mucho.
En La niña perdida también el barrio ha cambiado en cierto modo. La auge de la heroína en las calles se convierte en un problema creciente en un lugar que no está falto de problemas desde la postguerra y que supone un nuevo desafío.
Pese a que buena parte de esta novela transcurre con las protagonistas en una edad más cercana a la mía y en un tiempo más actual, me resultaba más sencillo empatizar con las personas que eran en la infancia y en la juventud. Es curioso porque nacieron en 1944, es una generación incluso anterior a la de mis padres.
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