Tenía muchas ganas de leer “Amaneceres cautivos”, de Nieves Hidalgo, y cuando por fin lo he tenido en mis manos lo he leído de un tirón. ¡Que bonita novela!
Toledo, 1521. En el transcurso de unos pocos meses, Marina Alonso y de la Vega, una joven acomodada de 21 años, ha sufrido el fallecimiento de su padre, la muerte de su esposo (Juan de Aranda) en un fatídico incendio y la pérdida del bebé que esperaba. La intensa tristeza que siguió a aquellas pérdidas y sus pocas ganas de vivir hizo que se la declarara demente, por lo que perdió casi todas sus posesiones. Recluida en Ojeda Blanca, finca que perteneció a su padre, recibe la inesperada visita de Carlos Arteche, conde de Orozco.
Después de varios años fuera de España Carlos regresa a Toledo y se dispone a investigar la muerte de su amigo desde la infancia, Juan de Aranda, pues parece que el incendio en que falleció fue intencionado. Tiempo atrás, Juan arrancó la promesa de que Carlos se ocuparía del bienestar de Marina en caso de que él faltase. Lo que no espera Carlos es encontrarse con que la niña que se casó con su amigo es una mujer vivaz y bella por la que se siente atraído de inmediato.
La novela transcurre en un Toledo convulso, en pleno alzamiento comunero, y aúna amor, pasión, aventura y suspense en una historia bien llevada y mejor escrita, que me ha gustado muchísimo. En una época en la que la vida de las mujeres valían menos aún que la ya poco valiosa vida de los pobres, sólo unos pocos hombres especiales sabían apreciarlas, del mismo modo que sólo algunas personas se atrevían a luchar por aquello que consideraban justo. El protagonista de esta novela, Carlos, es uno de esos hombres.
La novela está publicada por Vergara en su colección Amor y Aventura, consta de 332 páginas y se vende por 17 euros.