Ardiente verano es una novela erótica de Noelia Amarillo que ya lleva varias ediciones a su espalda. Ésta que he leído yo es la última, que ha publicado en tapa dura “Terciopelo“. Aunque es muy previsible, me ha gustado, porque se lee bien y se aleja mucho de las modas en este género que tanto yuyu me dan. Eso si, me ha gustado un poquito menos que su serie Amigos del barrio.
María es una joven divorciada que después de cinco años regresa al pueblo de su exmarido. No es algo que haya hecho por gusto, pero a su hijo de 14 años, Andrés, le encanta el pueblo, estar con su abuelo, con su tío y con su pandilla de amigos, y dado que su ex ha fallecido, ha optado por darle gusto al niño y cambiar su mes anual de vacaciones en la costa por pasar esas semanas en el pueblo. Su suegro siempre la ha tratado con cariño de padre, incluso después del divorcio, y aunque ella también siente un gran cariño por el anciano no se siente bien allí y no se ve capaz de integrarse en las rutinas del verano y sus habitantes.
Un día, caminando por el monte, llega a un claro en el que hay una cabaña y un cercado con caballos. Un hombre aparece tras ella, y de forma consciente o inconsciente por parte de ambos, empiezan un juego erótico que enloquece a María. Pero su nuevo amante sólo pone una condición a seguir encontrándose; que ella no pueda verle el rostro.
La novela se lee del tirón. Es algo que suele pasar con las novelas de Noelia Amarillo, que una vez que las empiezas, no puedes dejarlas de lado. Aunque encuentres fallos. Aunque veas que se pasa de previsible. Aunque algunas cosas no terminen de convencerte como lectora. Y eso por algo ha de ser.
Entre las cosas que no me convencen de Ardiente verano, además de lo previsible que son todos y cada uno de los pasos de la trama, el que María parezca a veces idiota o lo incomprensible que me resulta que no sepa por ejemplo que su cuñado durante 15 años (y amigo durante muchos de ellos) sea veterinario, comentando que era muy estudioso cuando lo conoció, no tiene sentido. O que el viviendo en un pueblito de Ávila, pasando de los 30 años y siendo sus padres del pueblo, el ex marido de la protagonista y su hermano se llamen Ben y Caleb. No le veo pies ni cabeza, la verdad, ¿ a cuento de qué esos nombres? Quizá si en algún momento se comentase que el abuelo había vivido en el extranjero o que la abuela tenía ascendencia inglesa, por decir algo, o que puso a sus hijos el nombre de héroes de sus novelas favoritas o algo así, habría tenido un pase, pero es que no tiene ningún sentido tal y como se presenta a la familia. Lo único que se me ocurre es que la autora haya querido usar nombres que a tiro fijo no coincidiesen con ninguna persona real de la zona, pero así y todo creo que hay otras maneras.
De todos modos, como digo, yo Ardiente verano lo he devorado del tirón, así que a la vista está que cosas buenas tiene.
El libro editado por Terciopelo bolsillo consta de 369 páginas y su precio es de 6,95 euros.
Qye ajetreo estos días…Besicos amiga y mis mejores deseos para este Nuevo Año desde estas tierras sorianas?
Gracias, guapa, ¡¡igualmente!!
Muchos besos.
jajaja, me encanta la sinceridad que rezuma tu reseña!! es de Diez! 😀 😀 😀 😀 Sobre los nombres, jejeje, el mayor se llama Benjamín, abreviado Ben, (creo que lo comento al principio de la novela), no es un nombre tan raro en un pueblo. Caleb por otra parte es un nombre bíblico, y sí es cierto que es poco habitual, pero no por eso es raro, menos aún en un entorno (como suelen ser los pueblos) bastante religioso. 😉 Gracias por la reseña guapa!
Jajajaj, pues yo ya me los estaba imaginando en plan salidos de Texas por lo menos 😉 Y me estaba chinando.
Gracias por tu comentario y por hacerme pasar un buen rato leyendo.
Un beso.
¡Texas! Me acabo de imaginar a Chuck Norris (Walker Texas Ranger) haciendo de Caleb… me muerto 🙁 jajajajaja
jajaja, ¡no, por favor!!!! Mejor estilo James Dean o Rock Hudson en Gigante o algo así .