Dedico un tercer artículo sobre este tema de compaginar cenas familiares ricas y sugerentes en estos días navideños con mantener a flote la economía familiar. Esta vez voy a referirme a comidas o cenas completamente vegetarianas. Habrá quien piense que este texto sobra, pues los vegetales son muy económicos, nada comparable a los precios de besugo, cordero, etc… pero nada más lejos de la realidad, los vegetales también pueden ser caros. ¡Y mucho! Consulta si no los precios de piñones, hongos o trufas, por nombrar solo algunos.
Es frecuente que cuando personas digamos omnívoras preparan comida para un vegetariano (especialmente si es vegano) se encuentre con no saber qué preparar. En ese caso acostumbra a tener dos conductas opuestas: o se le deja al pobre con una triste ensalada de lechuga y unas alcachofas cocidas o se quiere uno esmerar tanto que acaba tirando la casa por la ventana y comprando toda clase de frutas del bosque (a un precio prohibitivo), fresas (traídas de Chile, con poco sabor pues han tenido que recolectarse verdes para que aguanten el viaje y a un precio desorbitado), toda clase de hongos salvajes…
En fin, que entre uno y otro caso hay un punto medio muy saludable. Productos sabrosos y asequibles que preparados con primor y cariño harán las delicias de quienes siguen una dieta vegetariana y de quienes comen “de todo”.
Por ejemplo los champiñones y las setas de ostra, mucho más económicas que sus familiares salvajes, aunque, reconozcámoslo, con algo menos de sabor también. Pero que acompañadas en comanda por un puñado de fragantes setas shiitake (en torno a los 12 euros el kilo) forman un buen conjunto de sabores y aromas para degustar diferentes platos: simplemente troceaditas y salteadas al ajillo pueden ser la perfecta guarnición de unos filetes de seitán guisados al vino tinto o el invitado de honor de unas rebanadas de pan de pueblo pinceladas con aceite de oliva y tostadas al horno (quizá con un revuelto de huevo, si lo admites en tu dieta, o con unas avellanas picaditas por encima). También son ideales para preparar unas croquetas (unas pocas darán mucho sabor) o una exquisita sopa que entone el cuerpo servida como entrante.
Otro ejemplo es la exótica piña, un clásico de estas fechas, en los últimos años, y que hoy en día cuesta una tercera parte del precio de unas uvas. En ensalada, puedes combinarla con mesclum de lechugas, cebolleta fresca, dados de pimiento rojo y verde, palmitos, maíz dulce cocido y una vinagreta ligera o una salsa a base de yogur, y servirlas en las propias piñas vaciadas o en plato. En brochetas, acompañadas por tacos de tofu y tomates cherry, aderezadas con salsa de soja y cocinadas a la plancha. O de postre, servida cortada muy fina (una especie de carpaccio) con unas gotitas de zumo de lima y azúcar de caña, acompañada por unas hojas de menta fresca.
Los aguacates son otra interesante opción: rellenos de hortalizas o de variantes, en una crema fría (batido con yogur, sal y pimienta blanca) para servir en plato como entrante o en vasitos de chupito como parte de un picoteo variado), en guacamole para untar unos canapés o unas crudités en bastoncitos y hasta de postre licuado con zumo de naranja y miel.
Los puerros están de plena temporada y puedes servirlos en diferentes platos de lo más festivo: cocidos (solo la parte blanca) a la vinagreta con granos de granada, en una sencilla crema (tanto caliente como fría, la famosa vichyssoisse), en un rico hojaldre o una sabrosa quiche.
¿Y qué decir de los poco valorados garbanzos? Nadie se resistirá a unos ricos falafels calentitos para picotear, o a una crema con daditos de calabaza frita para servir de primer plato.