Aunque aún estamos a primeros de Noviembre (y falta más de mes y medio para que realmente llegue la Navidad), los supermercados ya están atestados de productos típicamente navideños (turrones, mazapanes, etc…) y en diversos foros y páginas de cocina veo que mucha gente abre temas sobre qué servir en las comidas y cenas familiares de esos días y qué servir. Al tiempo, la televisión y las emisoras de radio nos bombardean a todas horas con la crisis económica y conocemos datos preocupantes como el que el paro ha subido en 192.658 personas el pasado mes de Octubre.
Todo ello me hace pensar más que ningún año si merece la pena dejarse arrastrar por la vorágine consumista que nos inundará estos próximos dos meses o si es posible abstraerse de todo. Yo, personalmente, lo llevo bastante bien porque no acostumbro a hacer muchas de las cosas que se supone deben hacerse en esas fechas, pero oigo conversaciones a mi alrededor y se de personas que por voluntad propia se abstraerían pero por compromisos familiares, laborales o por dar gusto a sus seres cercanos terminan dejándose arrastrar.
No hablo de personas que son felices con ello (si es lo que quieres hacer y puedes hacerlo, hazlo) si no de aquellas que sufren o se arrepienten y así todo siguen la estela marcado por otros sin desearlo, pasándolo mal antes, durante y después. ¿No es preferible hacer lo que uno desea o en lo que uno cree? ¿Es posible atender a los compromisos sociales o dar gusto a quienes nos rodean sin necesidad de sucumbir al consumismo?
Ya no sé en estos días a cuántas personas he escuchado quejarse de los regalos que tendrán que hacer, de cuánto tiempo invertirán en comprarlos y cuánto dinero gastarán en ellos. Regalar debería ser objeto de placer y no de obligación o sufrimiento.
Si no dispones de dinero para hacer los regalos o no quieres dejarte arrastrar por la compra de éstos, recuerda que regalar es un detalle y no una obligación. Puedes comunicárselo delicadamente a las personas que sabes que esperan un regalo por tu parte o que esperan un intercambio de regalos (excluimos los niños, por supuesto). Puedes decirles que este año no vas a poder hacerlo o, simplemente, que deseas vivir la Navidad de una manera menos consumista. No creas que todo el mundo va a molestarse, muchos tal vez se sientan aliviados pues estuvieran pensando lo mismo y no se atreviesen a comentarlo.
Si prefieres una solución intermedia puedes comentarles que este año tus regalos serán pequeños detalles. Después de todo, es la intención lo que cuenta y el cariño con el que se haga y no lo que se gaste uno. O así debería ser, al menos.
¿Te sientes obligado a regalar o es algo que haces porque realmente te apetece? ¿Qué compromisos sociales o familiares tienes previstos para esos días y entrarían dentro de la categoría de “obligaciones” y cuáles esperas con verdadera ilusión?
Uf… intenté resumir, pero me doy cuenta que es un tema largo con el que me cuesta concretar.
Por un lado, me encanta la navidad. En mi casa mis padres lo hicieron bien, incluso mejor de lo que creyeron, porque ahora ellos ya renuncian, y yo lo llevo metido en la sangre sin posibilidad de que afloje la magia.
Por eso mismo no quiero que decaiga a mi alrededor. Desde siempre estoy convencida que no hace falta grandes ni caras cosas, sí un poco de trabajo, ilusión y empeño, eso sí. Por eso mi reto es conseguirlo con algo menos de nervios que al final siempre me atrapan por falta de ayuda.
Pero como “sarna con gusto no pica”, no me queda sino reconocer que cuando una de esas celebraciones termina bien, yo me siento inmensamente feliz, tanto como cuando lo pienso y organizo.
En mi casa este año creo que tocarán los dos días, NOchebuena y Navidad, y ya hemos hablado que serán platos humildes como son los isleños, donde el intercambio de productos según se tuvieran era lo más importante. Yo suelo hacer dulces para la familia, que adorno y regalo el día de nochebuena para todos, tíos, primos, amigos y cercanos. Y siempre recibo papas nuevas, naranjas, boniatos… algún conejo.
En el campo siempre fue así, cada cual repartía lo que tenía y así pretendo y me gustaría que siguiera siendo.
Sólo me queda esmerarme en la presentación y el picoteo que sea un poquito original, aunque en la misma línea de sencillez, por mi propio placer, el resto ya está prácticamente decidido.
Y en cuanto a regalos. Llevo ya años luchando con mis hermanos. Pienso, sí, que hay que moderar el gasto, pero no creo que sea bueno malcriar a los niños cumpliéndole todos sus caprichos, renunciando los demás al placer de dar. Así que me niego a grandes regalos en general y prefiero pequeñísimos detalles a aquellas personas que realmente me apatece agasajar, niños y mayores.
Daría para muchas líneas este tema, si se alarga, seguro que algo más saldrá.
Un beso para ti, y a los demás que cada uno piense y sea consecuente.
Gracias por opinar, Adormidera.
La verdad es que a mi me gusta la Navidad… a mi manera. Supongo que suena un poco egoísta, y tal vez lo sea, pero hay cosas que me agobian terriblemente y otras que me encantan.
En mi casa de siempre estos días fueron especiales pero sin sucumbir al consumismo, al pasarse tres días cocinando y siete comiendo sobras, al llenarse de ragalo y deudas, etc… Si fueron días de alegría y amor, de cantar, de sentir eso que se llama “calor de hogar”. Pero lo pienso y realmente como un día más, un poquito más especial, pero mi familia siempre ha sido de comer y cenar juntos, de dar cariño… Así que eran días diferentes pero no tanto.
Me independicé bien jovencita y ahora vivo lejos de ellos. Algunos años he podido volver en Navidad, otros lo he pasao lejos. Estos dos últimos años, por ejemplo, los pasamos solos mi marido y yo y habrá quien piense que es solitario o triste, pero no es así porque sin salir de casa ni hacer grandes cosas, trasnformamos esos días en fiestas. La familia está ahí, al otro lado del teléfono, y aquí, en nuestro corazón. Como cada día.
Me doy cuenta que como dices la cosa da para mucho hablar, je,je, y no quiero que nadie se canse de leer o se aburra al hacerlo.
Cuando escribí el tema de anterior, el de los regalos, tenía presentes conversaciones de estos días en las que he visto que es una obligación y una carga, un agobio y quebradero de cabeza para muchas personas, y eso me apena, porque si no vas a disfrutarlo, si no que vas a padecerlo, ¿de qué sirve? ¿para qué?
Un besito, guapa, por estar ahí.
Hola Maby, este es el cuento de nunca acabar. cuando resulta que todo el mundo está, parece estar harto de la navidad por lo que conlleva, como dices, ya se están preparando menús, con dos meses de antelación. y, pienso, si está la gente tan cansada y tenemos tan poco dinero, de que va esta hipocresía?
Una cena familiar se organiza cualquier día. Nosotros nos juntamos un día despues de vacaciones para intercambiar experiencias, echar unas risas antes de volver a la rutina diaria. Lo de los regalos hace años que los hemos suprimido excepto los reyes de los crios, claro, porque nos parecía a todos un gasto inútil y lo seguiamos haciendo. Hay que pensar con la cabeza, cuidar siempre a la famili, y el monedero quieto. Así es como pienso. La navidad es una fista religiosa, no pasa igual en nochevieja que se celebra el año nuevo, entonces ahí si entro. Brindo por mis padres y les doy un abrazo por regalarme un año más con ellos. En fin, yo estoy deacuerdo contigo, pero sin duda, como dice el telediario todos los años, los españoles gastarán una media de mil euros estas fiestas. Jeje, ni locos se lo cren, al menos, yo.
Un beso, y gracias por tu altículo que sin duda a más de uno hará reflexionar, espero.
Marisa, gracias por pasarte por aquí y dejar tu opinión.
Cuando en la televisión dicen (como bien recuerdas tú) eso de que los españoles gastan 1000 euros pienso a ver quién está gastando el doble y hasta el triple por los que no hacemso grandes (ni siquiera medianos) dispendios esos días.
Un besote, guapa. Veo que esto nos va a dar para debatir y me alegro un montón por ello.
Hola Maby, estoy de acuerdo contigo en muchas de las cosas que expones……….
No entiendo cómo puede haber gente que se empeñe para hacer regalos en estas fechas y luego al mes siguiente no tenga ni para comer ( conozco algún caso).
Celebrar sí, por supuesto, pero no hace falta manjares espectaculares , cualquier cosita preparada con cariño siempre será bien aceptada y a eso le unimos una buena compañía para poder degustarla , la reunión siempre es satisfactoria, pero Navidad debería ser cualquier dia del año , eso de hoy te quiero mucho y mañana ya ni te miro, desdeluego conmigo no va………..
Enfin el tema daría para largo y no quiero aburrir.
Simplemente me apeteció dejarte mi opinión que creo que es muy cercana a la tuya.
Besinos.
Me encanta regalar en Navidad, en mi flia nos reunimos todos los años los mismos y tambén a veces cae alguno de rebote que no es familiar ni nada, pero nos encanta recibir gente, sobre el menú tenemos la tradición de siempre hacer picadillo (aquí le decimos picadillo a todas comida que pueda comerse con las manos en porciones chiquitas)me encantaría una de éstas navidades hacer una cena para todos ellos, pero salimos tan tarde de trabajar ese día que no nos dan los tiempos para nada más. En cuanto a los regalos, siempre jugamos un amigo invisible o sea unas semanas antes ponemos los nombres de todos en un papelito y los vamos sacando, cada uno le tiene que regalar al que le toca. En los papaeles no ponemos los nombres de los niños, a esos les regalamos todos.
Hola chicas:
Bego, veo que vamos más o menos en la misma línea.
Cris, el amigo invisible es una manera de jugar y regalar de un modo racional, cada uno regala a uno y todos participan en la fiesta, pero sólo imaginar lo que sería regalar a 10, 14, 20 personas…
Como dice Bego, luego no tener para comer el mes siguiente o pedir préstamos para las fiestas y llevarlos arrastrando todo el año. Es algo que no me entra en la cabeza, me parece muy triste y un poco la sensación de que se pierde el norte, pensar que sólo se quiere a las personas si se les demuestra de forma material.
Un besito para las dos (uno para cada, je,je).