“ El ángel de la muerte” es uno de los grandes éxitos de Linda Howard, y llegó a ser Nº1 en la lista de los más vendidos del New York Times.
Drea Rousseau es una mujer muy atractiva, la amante de Rafael Salinas, un conocido capo del crimen. Ambos viven en Nueva York, y los dos saben muy bien cuál es su situación: ella deja su cuerpo a la entera disposición de él, es su juguete sexual, y él la da cobijo caprichos casi siempre en forma de joyas. Una unión que puede parecer perfecta. Pero un día Rafael se la presta a un asesino a sueldo, y la vida de Drea cambia para siempre. Humillada y desesperada, toma la decisión de alejarse de Salinas, pero antes de hacerlo le roba una más que sustanciosa suma de dinero. Y con ello, firma su sentencia de muerte.
Realmente es una novela adictiva, de esas que te enganchan aunque no quieras y tienes que leerla del tirón, si o si. Sin embargo, como ya me ha ocurrido con otras novelas de la autora, ésta me deja un regustillo ácido que tiene más que ver con problemas morales míos que con lo bien o mal escrita que esté. Y es que ese lema que parece tan suyo y que en numerosas novelas aparece en boca de alguno de sus personajes (como ocurre aquí) de “la justicia no siempre es lo mismo que la ley”, y que a menudo aparece llevado al extremo para justificar uno o varios asesinatos, me disgusta profundamente. Mejor dicho; me asquea profundamente.
Esta situación tiene especial “gracia” en este libro, en el existen elementos religiosos de segundas oportunidades para “ganarse el cielo”. ¡Menudo cachondeo! No soy una persona religiosa, no creo en ningún dios, y no voy a entrar aquí en discusiones teológicas o religiosas, pero no puedo morderme la lengua en esto, tengo que decir que me parece muy cómodo eso de estar puteando al personal toda la vida, asesinar impunemente (modo irónico on: eso si, siempre asesinatos justificados, eh, nada de matar niños y ancianitas, no, aquí o se mata por patriotismo yanki o se mata a narcotraficantes y delincuentes, que ya sabemos que sus vidas valen bastante menos que las del resto. Modo irónico off.) y luego, a última hora, arrepentirte, porque oye, si no te arrepientes no te ganas el cielo, y ¡ya está! ¡Dios es misericordioso! ¿Pero qué me estás contando???? ¡Este pasaje debió inventarlo un cabronazo de los grandes, así puedes ser todo lo idem que quieras que al final se te perdona! No hijo no…. hay que ser buena persona toda la vida, y no para que no te castiguen en la otra si es que crees en ella, no, si no porque somos personas, ¡PERSONAS! Y debemos actuar como tales con los demás, no como bellacos salvajes.
Cuando comencé a leer la novela estuve a punto de dejarla en las primeras páginas, y es que la autora vuelve a incurrir en un tipo de escena que ya me ha repateado en otros libros suyos, donde la persona violada u obligada (puede parecer lo mismo pero si lees la escena verás que los matices hacen que no lo sea) a mantener una relación sexual que no desea, de pronto se ve tremendamente atraída hacia esa otra persona y se entrega en cuerpo y alma (y no es una frase hecha, se entrega en cuerpo y alma de verdad). Este tipo de actitud me cabrea, y por eso estuve por dejar el libro a un lado y pasar a otro, pero una vez leído y terminado el capítulo, seguí leyendo.
Dicho esto puede parecer que no me ha gustado nada la novela, y no es exactamente así. A ver, resumo: la novela está muy bien escrita, la novela te mantiene enganchada página tras página y la historia está bien llevada pero (si, hay un pero, varios peros) no me gusta nada que la historia que cuenta esté escrita de tal modo que lo que en ella se narra se justifique. No entro en mucho detalle porque no quiero estropear la lectura a nadie, pero creo que con todo lo que he dicho anteriormente, ya os podéis hacer una idea.
Si sois incondicionales de Linda Howard, os gustará, porque vuelve a su esencia de la forma más firme, si otras novelas suyas como “un beso en la oscuridad” no os echó moralmente atrás y os apasionan las novelas románticas de intriga y acción , os encantará. Pero si sois moralmente sensibles a ciertos actos, quizá no sea la lectura más apetecible para vosotras.
La novela está publicada por Suma de Letras, consta de 371 páginas y su precio es de 21 euros.
Por lo que cuentas no creo que me gustase porque soy de las que tengo ciertos remilgos morales. A ver, que el malo mate, robe, viole….bien, pero que lo hagan los protas y encima esté super justificado, pues no.
No he leído nada de Linda Howard y aunque me gusta el género romántico-intriga he leído algunas opiniones sobre sus libros que me hacen pensar que voy a sufrir más que a disfrutar, quién sabe, tal vez me equivoque y todo sea darle una oportunidad. Por ahora tengo muchos en lista de espera (por cierto Marhya, ¿recuerdas que cuándo hiciste la reseña de “Mi nombre es Liberty” te comenté que me lo apuntaría a pesar de tener mis recelos sobre ella? Pues por fin la tengo en mis manos y la de “El diablo tiene los ojos azules”). Ya te contaré.
Un besazo
Lola, en ese caso no creo que disfrutes el libro. Linda Howard creo que es capaz de escribir lo mejor y lo peor, tiene libros de intriga romántica preciosos como “se abre la veda”, que además tiene puntos divertidísimos, pero este no es el caso.
Ya me contarás qué tal los de la Kleypas, a mi, ya sabes, me encantaron.
Besos.
También he leido este libro este verano, y me ha parecido entretenido, sin más.
Quizá ha sido porque casi no he leido nada de esta autora, o porque me lo prestaron y me puse a ello porque no tenía nada más a mano.
Fíjate que no debió quedar mucho en mi memoria porque al entrar ahora a leer tu comentario no lo recordaba y he tenido que leer la reseña para recordar alguna cosa.
Feliz fin de semana.