La noche nos pertenece, de Amabile Giusti, ha sido una de mis últimas lecturas. Me encanta la forma de narrar de esta mujer y cómo usa el lenguaje, incluso en una novela con tanta violencia contenida y tanta oscuridad como esta. Aviso que para mi esta no es una novela romántica sino una novela que cuenta cómo el amor puede surgir cuando menos se espera incluso ante quien lucha contra ello y eso unido a otras cosas le lleva a una transformación vital. Pero no puedo entenderla como la típica novela romántica al uso, cuando soy incapaz de empatizar con un protagonista tan oscuro y que me provoca tanto rechazo.
Y sí, la novela me ha gustado mucho. Quizá parezca contradictorio y no sé si voy a saber expresarlo aquí porque no quiero introducir spoilers. Pero así es.
Mira Kendall tiene 22 años y lleva toda su vida en el mismo pequeño pueblo de Alaska en el que nación: Noweetna. Es un lugar en el que la vida en general es muy monótona y eso incluso es algo bueno, porque cuando no lo es puede pasar algo como que tu padre que siempre ha sido cariñoso y un apoyo para ti te abandone sin mirar atrás o como que tu único novio te rompa el corazón y se marche a Hollywood para intentar convertirse en actor. Ambas cosas le han pasado a Mira. Ahora vive con una madre tóxica, trabaja en una tienda, se entretiene leyendo novelas románticas e inmortalizando copos de nieve y sueña despierta con otras vidas que, quizá, en un futuro pueda vivir.
Kade llega a Noweetna y rompe el frágil equilibrio que Mira había compuesto a su alrededor. Rudamente atractivo, sus tatuajes, su belleza salvaje y sus modos no pueden pasar desapercibidos en un lugar en el que casi nunca pasa nada. Y menos para Mira, que se siente atraída como un imán por él. Pero Kade es un hombre oscuro que lleva toda su vida alimentándose del rencor, el odio, la venganza y la violencia. Y la única luz que había en su vida, su hermano, se apagó, dejándole aún más sumido en esos sentimientos.
Aunque suene reiterativo, la oscuridad de este personaje y la violencia contenida por la que está poseído es tan fuerte que para mi resulta imposible ver esta novela como una historia romántica. Son sentimientos tan fuertes y negativos que todo lo salpican, lo ensucian, lo corroen. Y en las palabras de la autora, que tiene una forma de utilizar el lenguaje y de narrar que me encanta, casi se siente, se respira, se nota su vibración.
Sin embargo, la historia me ha atrapado. Mira de espíritu tan blanco, Kade de alma tan negra. El ambiente gélido y no solo por la ambientación, aunque también. Los porqués, las decisiones que cada uno ha tomado en la vida, los cambios que pueden llegar. Eso me ha interesado. Y lo he disfrutado, es una novela que me ha gustado mucho. Pero a pesar de la portada y algunos comentarios que he leído, no entiendo esta novela como romántica, e incluso me parece arriesgado tratar de venderla así, vista la realidad con la que comemos todos los días.
Kade es un personaje que particularmente me ha resultado detestable y con cuyas decisiones y forma de entender el mundo no puedo llegar a empatizar en modo alguno.
Esta novela tiene poco o nada que ver con la primera que leí de la autora, Un día maravilloso. Tiene más en común, salvando las distancias, con Si me quieres, no me dejes ir. Con todo, si no conoces nada de esta autora y eres capaz de acercarte a la novela sin prejuicios, creo que la noche nos pertenece no te dejará indiferente.