Hace unas semanas publiqué aquí mis impresiones sobre la novela De repente, el último verano. La protagonista de esta historia es una chef francesa que trabaja en un complejo vacacional en Vermont, así que cuando me dispuse a leer la novela, me imaginé que anotaría unas cuantas ideas inspiradoras en mis apuntes de recetas de cocina. Y aunque no ha sido tan inspiradora como esperaba, sí es verdad que la comida se menciona y no solo como mero sustento.
Mi preferida es una cena romántica que bien puede inspirar una cena de Nochebuena. Sopa de pescado como entrante y de plato principal, pato glaseado con sirope de arce. Me lo imagino delicioso. La sopa cremosa e intensa. El pato con la piel muy crujiente y ese toque dulce que tan bien le va al pato confitado. Vamos, que lo prepararía cualquier día.
En la novela se reúnen algunas especialidades francesas clásicas, cocina propia de Vermont y mucho desayuno sabroso. Las recetas dulces como los crêpes americanos y franceses con sirope de arce o las madeleines y los bollos recién hechos despiertan la gula. O las magdalenas de arándanos, los croissants y los pains au chocolat. ¿Pero a quién no le va a entrar un ataque de gula son semejante despliegue dulce?
Claro que los platos salados no son menos apetecibles. Qué va. El estofado de carne con patatas, el pan de sal marina y romero y los pasteles de setas son algunos de estos platos que dan ganas de probar y despiertan la gula. Al igual que el queso de cabra con piñones, el tabulé y la ensalada de patatas. Sencillos, incluso clásicos, pero de los que apetecen.
Además, transcurriendo la novela en Vermont, el sirope de savia de arce se nombra a menudo. En algunos de los platos ya mencionados o en las alitas de pollo con glaseado de arce que cualquier día caen, porque se me han antojado.
Entre estas he añadido otros muchos platos a mi lista, entre ellos las tartas de maíz y los grisini infusionados en romero y cubiertos de queso parmesano. Y todo mientras iba leyendo una novela muy entretenida, con aroma a bollos recién hechos y mucha química personal.
La cocina de De repente el último verano no es espectacular. Pero si muy apetecible.
Pues no será cocina espectacular o de alta gastronomía pero de la que apetece si está bien hecha, el pollo con sirope de arce es mi perdición y el olor de los bollitos calientes que te voy a contar jajaja
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
Si, es sencilla pero apetece, como bien dices. Te transporta a la escena, que en una novela es de lo que se trata.
Besos y feliz fin de semana.