Las chicas desaparecidas de París, de Pam Jenoff, es una novela inspirada en hechos históricos: la desaparición sin rastro de algunas mujeres que fueron enviadas en plena 2ª Guerra Mundial por Gran Bretaña a Francia para actuar como operadoras de radio en la clandestinidad. Unos hechos de los que no se sabe mucho ya que el programa siempre estuvo oculto y las mujeres que formaron parte de él no llegaron a tener consideración oficial como soldados o espías.
Nueva York, 1946. Grace, una joven viuda de guerra, tras una noche extraña encuentra una maleta abandonada en cuyo interior hay un sobre con fotografías de mujeres. En un arrebato se las lleva sin saber que un acto aparentemente tan nimio va a provocar el deseo de conocer más sobre estas y su historia.
Londres, durante la 2ª Guerra Mundial. Eleanor Trigg, polaca de nacimiento, tiene ideas revolucionarias para mejorar la posición de Gran Bretaña en el conflicto bélico. Está dispuesta a organizar un grupo de mujeres que pasen desapercibidas en Francia y desde allí actúen de enlace y como operadoras de radio para recibir y enviar mensajes cifrados. Sabe que en la Francia ocupada por los nazis los hombres jóvenes y solos llaman la atención, ya que raramente deben estar fuera de las zonas de batallas. Sin embargo, una mujer con un buen dominio del francés y una tapadera adecuada es más probable que no llame la atención sobre su persona. Pero no todos parecen dispuestos a escucharla y comprender que las mujeres pueden hacer mucho más por inclinar la balanza de la victoria en la guerra que trabajos administrativos y sanitarios.
Marie es una de las chicas que recluta Eleanor Trigg. Madre de una niña pequeña e hija de una francesa, su dominio del idioma es excelente. Pero sus capacidades en otros ámbitos no parecen estar a la altura de sus compañeras. Sin saber si seguir adelante o abandonar, Marie sigue la formación para ser enviada a Francia.
Estas tres mujeres, Marie, Grace y Eleanor son las protagonistas de Las chicas desaparecidas de París. Es una historia interesante pero lo cierto es que al terminarlo me quedo con la sensación de que los ingredientes eran demasiado buenos para el resultado final. Y es que me da la impresión de que podía ser muchísimo mejor de lo que es. ¿Es entretenida? Si. ¿Atrapa? En algún momento más que en otros. ¿Está bien escrita? Pues sí, pero sin lanzar cohetes.
¿Y entonces? Pues sencillamente que me ha quedado la sensación de que la autora ha desperdiciado una buena idea, personajes interesantes y un enigma histórico atrayente para una novela que está bien a secas, pero que en otras manos (o quizá en las suyas cambiando algunas decisiones) se queda en una historia más ambientada en la Segunda Guerra Mundial sin nada que destaque en ella. Creo que dentro de no mucho ni la recordaré y es una pena.
Con todo no puedo decir que no me haya gustado Las chicas desaparecidas de París. Está bien. No es un novelón, no permanecerá en mi recuerdo, pero mientras lo he leído me ha gustado. Y probablemente si no hubiera leído tantas novelas ambientadas en esa época me hubiera gustado más.