Una noche en la isla, de Josie Silver, es una novela romántica que aunque tiene un punto de partida ya visto, se sale de lo habitual. Es entretenida y en general me ha gustado, pero al concluir su lectura tengo alguna pega que no me deja calificarla tan bien como creí que lo haría tras leer sus tres primeras cuartas partes.
Una noche en la isla, de Josie Silver: de qué va
Isla Salvación, Irlanda. En esta remota isla solo conectada con la gran isla de Irlanda por ferry una vez por semana, parece que el tiempo pasa más despacio. Por ello es el lugar elegido por dos personas muy diferentes para alejarse del mundanal ruido y del caos de sus vidas: Cleo y Mack.
Cleo trabaja en la revista digital femenina más leída de Inglaterra. Cuando su jefa la propone darse un tiempo, “casarse consigo misma” y contarlo en una serie de artículos, acepta. Pero cuando llega a la acogedora cabaña que han alquilado para varias semanas en busca de tranquilidad y un espacio solitario de recogimiento y reflexión, se encuentra con que otra persona asegura tener más derecho que ella a permanecer allí.
Mack es primo del propietario de la cabaña que ha alquilado Cleo y ha llegado hasta allí desde EEUU. Espera encontrar refugio durante unas semanas para pensar y asimilar los cambios que están teniendo lugar en su vida.
Desde que su esposa le pidió el divorcio, no sabe cómo afrontar el futuro y por qué debe romper la promesa de amor que él creía firme para toda la vida. Tampoco sabe cómo hacer que la experiencia sea lo menos negativa posible para sus hijos, ya que él mismo aún arrastra ciertos problemas derivados del divorcio de sus padres. Lo que menos quiere es tener que renunciar a lago más, porque por momentos siente que no puede más.
La falta de alojamiento en la isla, la cabezonería de ambos por hacer valer sus derechos y la ausencia de transporte para salir de la isla, les hace pactar un uso compartido y temporal de la cabaña.
Mi opinión sobre la novela Una noche en la isla
Aunque el tema compartir alojamiento por obligación no es nuevo y no deja de chirriarme que la gente acepte algo así y menos en un lugar remoto, está escrito de forma que puede resultar creíble. Y así empieza Una noche en la isla.
Durante varias semanas y una parte importante de la novela, Cleo y Mack comparten alojamiento, aunque al principio apenas ni se ven. Ese tiempo es muy fácil de leer, adictivo, y cuesta dejar de lado la novela. Pero cuando sus caminos se separan, decae.
Sí quiero decir que pese al punto de partida no es un romance clásico ni nada por el estilo. Cloe no está pensando precisamente en relaciones y Mack bastante tiene con superar un divorcio inesperado e indeseado.
El final me ha resultado precipitado y me ha dejado una sensación extraña como lectora. Me hubiera gustado que la autora o hubiera sido valiente para escribir una novela romántica y de superación personal con un final abierto en el momento en el que uno de ellos abandona la isla o bien que hubiera dispuesto de 40 o 50 páginas más para que el final fuese más coherente y menos brusco, llegando con más fluidez y lógica al final que le da. No entiendo por qué deja pasar semanas sin narrar, una decisión ilógica con el resto de tiempos y ritmo de la novela, y cuya consecuencia es acabar dando un final tan precipitado.
Por ello aunque estaba disfrutando mucho de Una noche en la isla, a su término las sensaciones finales son otras. Y eso me hace dudar de si es una novela para recomendar. Aunque leo comentarios y opiniones muy buenas, no puedo dejar de lado lo que he sentido yo.
Por cierto, no entiendo a cuento de qué lo venden como novela navideña. Puro marketing, apenas una pequeña parte transcurre en Navidad y no tiene ningún sentido esa calificación.
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