Esta semana leí una noticia que me llamó poderosamente la atención. China, una país que durante milenios ha venerado a los ancianos por (entre otras cosas) ser portadores vivos de su cultura, proyecta una ley que castigue a aquellos hijos adultos que no visiten a sus ancianos padres con cierta regularidad. Cuando menos en curioso, y tiene múltiples lecturas, pero, ¿Se puede obligar a amar? ¿Todo en esta vida puede ser cuestión a legislar?
Por un lado cierto es que los ancianos merecen que no por su avanzada edad nos olvidemos de ellos, que merecen atención y bienestar, pero obligar a alguien a visitar a quien no desea, se me hace debe ser tristísimo para ambas partes. para el que recibe la visita y para el que la hace. Personalmente cada pocos días hablo con mis abuelos (los dos que me quedan), que viven a más de 200Km de distancia, y pos supuesto no me olvido de ellos, y raro es el día que no hablo con mis padres, que también viven a distancia. Pero lo hago porque quiero, porque así lo siento. ¿Serviría de algo si me obligaran? ¿Sentirían alegría quienes recibieran una visita si estuviera claro que ésta existía sólo por cumplir con la ley, o por el contrario pasarían un rato amargo? ¿La duda de si la visita es por amor o por obligación, no sería contraproducente?
Pero es que aquí además entran otras cuestiones en juego. Las personas que provenimos de lo que llamaríamos “familias felices” tendemos a pensar que todas las familias son así, que los padres siempre aman a los hijos y viceversa, pero la realidad no siempre es esa. ¿Tendrías que visitar a tus ancianos padres si te han amargado la vida, si no te han profesado amor y cariño, si no te han tratado como mereces, si te chantajean emocionalmente o te han utilizado de algún modo, por ejemplo? ¿Deberías hacerlo si la distancia física y la vida diaria te lo impide? Puedes vivir junto a alguien y desocuparte de él y vivir en diferentes países y día a día preocuparte de la otra persona, tanto a nivel afectivo como en lo que se refiere a su bienestar o a que no le falte de nada. ¿Cómo se mide o cuantifica el amor, la atención, la preocupación hacia el otro?
¿Qué pensáis vosotros?
Desde luego el que te obliguen a hacer cualquier cosa en contra de tus sentimientos, de tu forma de pensar o de creer no debe ser plato de gusto, eso está claro. El estado no debe inmiscuirse en ese tipo de cosas tan personales.
Lo que si es cierto es que hay muchos casos de abandono de ancianos (y de niños) por egoísmo o comodidad, eso evidentemente entra en la conciencia de cada uno pero debe ser muy triste ser mayor y no poseer ya todas tus aptitudes ni físicas ni mentales y encontrarte solo.
Esta claro que si una cosa no la haces de corazon, mejor que no la hagas, por supuesto que tiene que estar penado el abandono de una persona, pero de ahí, a que tengas la obligacion legal de visitar a alguien, pues tampoco. Otra cosa es la obligación moral. Pero como bien dices, habra mucha gente que se ha sentido maltratada o abandonada por sus mayores, desde luego no me parece una ley justa. Un besito
Huy, María, qué complicado. Yo también leí algo sobre ese tema en un blog y, no sé, no había seguido sobre el tema. Tengo la vejez muy cerquita, de momento en la generación de mis padres,suegros, padres de amig@s y creo que es tan difícil… influyen tantos factores en la vida de las personas mayores… pero creo que legislar sobre el afecto es una “chorrada” (con perdón para los legisladores chinos)… no sé, yo creo que el estado tiene que tener unos límites…..
Un besín
Si que tiene que ser triste, y también es verdad que hay muchísima gente abandonada, pero también hay mucha gente que ha elegido estar solo o que no se ha comportado bien con los suyos.
Es como que “papá-estado” tuviera que resolverlo todo, y hay cosas que me parecen más una ingerencia en el libre albedrío de las personas que otra cosa, como bien dices son cuestiones muy personales.
Besos.
Claro, es que es dificilísimo saber en la vida familiar dónde está la justicia, porque entran en juego los sentimientos pero también muchos años de relación que puden ser una cosa de cara a fuera y otra de cara adentro, ¿quién o cómodice a alguien lo que debe hacer, cuántas veces, cuánto tiempo y de qué manera? No lo veo…
Besos.
Estoy de acuerdo contigo, es complicado pero legislar sobre el afecto es una chorrada, tienes toda la razón. Un resumen perfecto.
Un beso.
Una reflexión muy sensata ante este tema, Marhya. El roce hace el cariño. En una relación, lo que se consiga de ella viene del círculo vicioso que en algún momento comenzamos. Todo empieza por un cierto interés, que llega a más solo cuando es mutuo. No se puede forzar una máquina a producir aquello para lo que no está programado, y con las relaciones ocurre lo mismo. Forzarlas, es demasiado artificial.
Besos.
Demasiado artificial y triste, Yolanda, tristísimo. Que alguien te visite por cumplir la ley y no porque guste de tu compañía, me parece tremendamente triste. Más vale sólo…
Besos.
Esos estados de corte autoritario pretenden controlar hasta las emociones y los sentimientos. Creo que es una “obligación” por su parte intervenir en eso, también.
Pero cómo bien comentaís el tema es tan personal… Puedes obligar a las personas a hacerse cargo de sus mayores, pero no a amarles.
Besotes!!!
Es que entran ahí tantas variables… una cosa es desatender a alguien, dejarle morir, abandonar… pero obligar a visitar… A mi me resultaría tristísimo que me visitaran por obligación o siquiera sospechar que ese pueda ser el motivo.
Besos.