Una de las bases de la ecología en la alimentación es el consumo de alimentos de kilómetro cero, algo que en la mayor parte de los casos es complicado conseguir, sobre todo si se vive en una gran ciudad. Pero ser conscientes del viaje que realizan los alimentos nos puede ayudar a elegir los que más se acerquen al kilómetro cero, en la medida de lo posible y a ver cómo podemos reducir la huella ecológica en nuestra cesta de la compra. Esta actividad puede hacerse con niños o adultos, en grupo, individualmente, en familia…
Aquí, el paso a paso:
* Paso Nº 1: Para comenzar, al hacer la compra habitual, anotar el origen de los alimentos que compremos, con especial atención a los frescos (dado que su origen podemos verlo en el mercado fácilmente pero raramente una vez de regreso a casa).
* Paso Nº 2: Una vez en casa, y sobre todo en el caso de que la actividad de realice con niños, para verlo más gráficamente, señalar en un mapa dónde vivimos y el lugar del que proceden los alimentos que hemos comprado.
* Paso Nº 3: En el caso de hacer la actividad en grupo o en familia, comentar los costes de la distancia para el medio ambiente: el gasto en recursos energéticos, en contaminación, la pérdida de frescura o no durante el viaje… como base de la toma de conciencia de la importancia de elegir alimentos “cercanos”.
* Paso Nº 4: Tratar de averiguar qué alimentos se dan cerca de nuestra zona, dónde y cómo podemos comprarlos, sopesar si nos interesa adquirirlos y por qué.
* Paso Nº 5: Hacer la compra conscientemente, nos decantemos por lo que nos decantemos.
Suena espectacular para la ecología, pero imagina que pasa con los países que viven de la agricultura y exportación de sus productos. En nuestro caso, Ecuador, el banano apetecido en Rusia, Alemania permite no solo la subsistencia de las empresas que las comercializan sino también de muchos pequeños productores. El mundo es complejo y las soluciones que aparentemente son simples pueden tener montón de complicaciones. Efecto mariposa!
Hola Marcela. Efectivamente como digo en el punto nº5, ser conscientes nos decantemos por lo que nos decantemos.
Desde luego yo que soy chocoadicta tengo claro que aquí en españa el chocolate debe importarse desde otros países, por ejemplo, pero también tengo claro que comprar cebollas cultivadas a 10000Km cuando las tengo a 10Km, es un absurdo para mi, para mi entorno y para el planeta en general. Por eso hablo de consciencia se decante uno por lo que se decante.
También dentro de lo que se cultive en otros países interesa o no comprarlo para esos trabajadores y para los compradores en algunas ocasiones pero no en todas. ¿Interesa comprar X producto en X país de cualquier empresa que explota y esclaviza trabajadores, que emplea niños, que utiliza métodos nocivos que acaban con la iodiversidad de una determinada zona? ¿O es la única salida para los habitantes de determinadas zonas? Es complejo y cada uno puede sopesar pros y contras antes de decidir qué quiere hacer. Por eso lo de ser consciente, hacer lo que te parezca, pero después de pensarlo.
No sé si me explico muy bien.
Saludos.
Se me olvidó comentar que el efecto mariposa se da en todo; igualmente una explotación cargada de pesticidas en un lugar determinado puede afectar a toda el planeta, potenciar la economía sumergida en un país repercute en que se pierdan derechos y puestos de trabajo en otros por el tipo de competencia, acabar con la biodiversidad de una zona para cultivar un solo tipo de alimento termina por empobrecer a la zona en la que ocurre que a menudo se ve obligada a depender de un monocultivo y casi seguro de una única empresa comercializadora que maneja todo a su antojo y afecta al planeta con la pérdida de otras especies, y así podríamos seguir hasta el infinito.
Efectivamente, como bien dices, “El mundo es complejo y las soluciones que aparentemente son simples pueden tener montón de complicaciones”.
Saludos.
No estoy muy puesta en los temas que tratáis, pero lo que siempre he intentado es comprar productos de la tierra, mas que nada por ayudar a la economía local y regional.
Claro, Lola, estoy contigo; es una de las razones más básicas. Si puedes potenciar la economía de tu entorno y de paso evitar el gasto “tonto” de transporte (monetario y contaminante), etc… ¿cómo no hacerlo? Por eso digo que es absurdo comprar cebollas traídas de 10000Km si las cultivan a 10Km de tu casa.
Un beso.
Gracias por tus buenos deseos y tus comentarios
Feliz año
Elena, de nada, que tengas un muy buen embarazo y un mejor parto. Un besazo enorme.
Marhya, comparto contigo lo que dices en el post y los comentarios. Tenemos que ser conscientes de lo que consumimos. Por nosotros, por los demás, y por el medio ambiente. Yo también apuesto por volver a los productos km. 0, además así tambien se favorece que las empresas de nuestro entorno crezcan, y es importante no deslocalizar lo que dá riqueza. Me encanta la multiculturalidad, pero no me gusta la globalización económica, que sólo beneficia a unos pocos, y perjudicada a muchos. Tu blog cada día es mejor. Un abrazo.
Yolanda, me alegro mucho de que así te lo parezca, me hace mucha ilusión y me anima mucho.
Respecto al tema, comprendo lo que dices porque yo también abogo por la multiculturalidad pero no termina de gustarme la globalización económica.
En algunos países las multinacionales poderosas regalaban las semillas de un monocultivo (pongamos café, cacao, algodón…) hasta que se hicieron con enormes zonas de productores. Luego ponían precio estratosférico a semillas y productos para tratarlas y compraban (compran) el producto agrícola ya hecho para su venta a precio de saldo. Zonas en las que se pasa necesidad porque el monocultivo no es su alimento, zonas en las que el monocultivo si es un año malo hunde en la pobreza aún más a sus habitantes, zonas en las que la pobreza se vuelve endémica porque se esquilma la tierra y se vende a precio muy bajo la producción para pobreza de quienes trabajan la tierra y riqueza de una multinacional que lo maneja todo… Y no sigo porque sería larguísimo.
Un beso.
Interesantísimo ejercicio el que nos propones. Además de hacernos reflexionar sobre la problemática de la globalización también puede ayudarnos a conocer lo que se produce en nuestras zonas cercanas.
Nuestros Reyes Magos a mis cuñados lleva siendo, desde hace unos años, una cesta de productos típicos de nuestra región tan rica…
Además es divertido buscar, conocer y tratar con el pequeño productor.
Y puede ser una excelente clase de geografía cercana para nuestros pequeños, si decidimos hacerlo con ellos.
Besotes!!!
Polita, me alegra que te guste la propuesta. En verdad muchas veces ni nos paramos a pensar.
¡Seguro que a tus cuñados les encanta el regalo! Es una idea buenísima.
Besos.
María, estoy de acuerdo contigo en todo lo que lo que tu dices…y también de que viviendo en una gran ciudad es muy difícil. Intento en la medida de lo posible ir a mercados donde viene la gente de los alrededores a vender directamente sus productos, aunque muchas veces, la mayoría de las veces, vivimos tan atareados que acabas comprando por ejemplo algo de fruta de la que voy para casa, por esto de las prisas, y acabo arrepintiéndome siempre.
Besitos
rosa
Rosa, por una parte en las grandes ciudades tiene que ser más complicado, pero por otra parte es a donde va a parar “casi todo” y existe más variedad para escoger.
Un beso, guapa.