Bayas, golosinas de otoño

Publicado 15 septiembre, 2010 por Marhya en Ecologí­a y vida sana, Educación ambiental, Gastronomí­a, General / 8 Comments

¿A qué niño no le gustan las golosinas? Descubrir que hay golisnas que crecen en los árboles y arbustos puede resultar sorprendente para algunos. Esta es una actividad para niños con edad y/o capacidad suficiente para comprender que en la naturaleza podemos encontrar apetitosas golosinas y llamativas bayas que son venenosas y que nunca, jamás, debe comerse aquello de lo que no se está seguro de si es o no comestible; confío en que los padres conocen tanto a sus hijos como para saber si pueden participar en esta actividad o deberán esperar para hacerlo en otra ocasión. También es una actividad sugerente para adultos golosos.

En otoño hay muchas plantas que presumen de bayas. Algunas se han utilizado ancestralmente en la medicina natural, otras son sumamente venenosas y otras son deliciosas golosinas. Os propongo realizar una excursión campestre para disfrutar de estas últimas. Antes sería muy útil hacerse con un libro (quizá encuentres uno con buenas fotografías en la biblioteca municipal) que nos ayude y por supuesto, no me importa repetirme, jamás comer algo de lo que no se está total y completamente seguro de que no es perjudicial para la salud. Existen manuales de identificación muy buenos.

Con el libro entre las manos, es el momento de saber qué bayas podemos encontrar por nuestra zona y conocer algo más de ellas. Después sólo nos quedará pertrecharnos de buen calzado, ropa adecuada, mochila con una botellita de agua (para poder lavar las bayas recolectadas) y tener presente de que no hay que ser glotones ni avariciosos y que las golosinas deben tomarse con moderación: probad las bayas pero no arraséis con ellas ya que  son el alimento de muchos animales silvestres que podrían pasarlo mal por nuestro afán de recolectar demasiado  o por querer pegarnos un atracón. Si queréis recolectar unas cuantas para llevar a casa y cocinarlas allí, mejor coge tan solo unas pocas unidades de diferentes puntos, y así los animales no sufrirán las consecuencias de vuestro paso por el lugar.

Después de la excursión los niños pueden hacer un mural con las bayas encontradas o antes de ella con aquellas que quieren buscar. Y si habéis recolectado una cantidad suficiente, cocinarlas en confituras o mermeladas, por ejemplo.

Si tienes un buen manual a mano pero no sabes por dónde empezar y no tienes tiempo de leerlo entero, aquí algunas ideas de ricas golosinas naturales que puedes encontrar en el campo durante el  otoño en la Península Ibérica.

* Rosa canina o escaramujo: Abundan en el campo incluso en las cunetas de las carreteras y los bordes de los caminos. Es el fruto del llamado rosal silvestre; se le conoce también como tapaculos y es un alimento habitual de diferentes aves. Para comerlas hay que lavarlas y retirar los pelillos negros primero. En casa puedes confitarlas para después emplearlas como golosa decoración de postres tales como la mousse de chocolate o la panna cotta. Es muy rica en vitamina C.

* Zarzamora: ¿Quién no las ha comido alguna vez? En la vereda de caminos, en lugares muy accesibles y en otros más remotos, la zarzamora crece en multitud de puntos de nuestra geografía. Cuando están maduras resultan deliciosas recién recogidas de la planta aunque siempre es conveniente lavarlas porque no sabemos qué animales han podido “mancharlas” con orina u otras sustancias y también si están cerca de una carretera para eliminar la contaminación de los coches. Son ricas en vitaminas A y C. En casa puedes hacer con ellas una sabrosa mermelada para untar sobre rebanadas de pan tostado con mantequilla o queso cremoso.

* Arandanera: Los arándanos o mirtillos se encuentran sobre todo en la mitad norte de la Península ibérica. Recién recogidos resultan muy sabrosos solos después de ser lavados o bien mezclados con yogur. En casa puedes añadirlos a ensaladas o convertirlos en una rica mermelada perfecta para acompañar queso Camemebert frito.

* Grosellero negro: Dentro de la península ibérica puede encontrarse asilvestrado en la Cornisa Cantábrica y en Portugal, principalmente, pero no es autóctono. las sabrosas grosellas son uno de los lujos que nos ofrece la naturaleza durante el otoño.

* Agracejo: Hay que tener mucho cuidado de no pincharse con sus afiladas espinas que protegen un fruto realmente delicioso, muy rico en vitamina C. Aunque puede encontrarse cultivado en algunos parques públicos o jardines privados a modo de seto es mejor evitar consumir las bayas de éstos pues pueden estar tratados químicamente.

* Haya: Las bayas del haya, también conocidas en algunas zonas como hayucos pueden comerse tanto crudas como tostadas. el dicho popular asegura que si se abusa de ellas tiene efectos nocivos aunque parece que la ciencia no lo ha comprobado. Es un fruto muy rico en proteínas.

* Avellano: ¿Quién no conoce las avellanas? Peladas y crudas resultan muy ricas pero aún mejor tostadas, sin nada de grasa añadida, tal cual o saladas.

¿Te animas ya a preparar la excursión?

Tags:

8 Responses to “Bayas, golosinas de otoño”

  1. Toñi (picapusa)

    joooo, que maravilla poder encontrar esas bayas, donde yo vivo no hay nada de eso!!!aqui como mucho.. se come uno las lapas de las rocas de la playa ,jajaja.

    besos!!

  2. jajaja, ¿Y están buenas con vinito blanco?
    Bueno, aquí tampoco hay todo lo que nombro, como ves en la foto en esta época del año la cosa está bastante desértica, con escaramujos, zarzamoras, endrinas y poco más. Pero en cuanto te desplazas unos poquitos kilómetros al norte ya hay un despliegue alucinante.
    Besos.

  3. Coger moras es una de nuestras excursiones de fin de verano, pero este año va todo tardío y aún no estaban. A ver si este finde…

    Me apunto lo del tapaculos que en Noja hay un montón y nunca lo recogemos.

    Gracias!!!

  4. Polita, algunos son un poco ácidos, pero ¿sabes también cómo están muy buenos? En infusión con piel de naranja, corteza de sauce…
    Buenísimo.
    Besos.

  5. Por aquí no es muy habitual, salvo las moras.
    No obstante, el post me parece muy interesante, María, sobre todo lo que dices sobre que no debemos arrasar. Lo mismo deberíamos aplicar a algunos buscadores y expoliadores de setas. Grrrrrrrrr
    Besitosssssssss

  6. Es verdad, algunos con las setas se llevan hasta los botoncitos diminutos y uego están los que no les importa fastidiar todo aunque no crezca después ni para él ni para nadie.
    Besos.