La entrada de parajes de hoy está especialmente dedicada a María y a Polita quienes en la entrada del pasado mes de junio en la que os mostraba fotografías de los alrededores de mi casa, me decían que les gustaría verlo en otras épocas del año. Así que chicas, va por vosotras.
Las fotografías son de principios de Julio, con los trigales bien altos, poco antes de que los cosechasen. Cuando el viento sopla en los trigales parece todo un mar de olas doradas, con un murmullo muy suave, casi como un aleteo de mariposas, y con un olor a seco y a limpio muy especial. Es el mar de secano, el océano de interior.
Así es en las primeras semanas del verano la mayor parte de Tierra de Campos palentina, con el cereal (trigo, cebada y avena, sobre todo) como en las fotografías, alto y dorado, mecido por el viento. Es el viento en los trigales.
Gracias, Marhya. Debe ser casi como pisar otro mundo, de sol y de soledad. 1beso.
A vece si, pero algunas fotos están tomadas desde una carretera que sólo une dos pueblos y siempre hay algún coche o tractor. Y digo alguno… 😉
Besos.
que bonito Marhya!!!
Gracias, Nieves. Ahora cosechado parece un desierto casi, jajaja. Las fotos están un poco movidas porque era la cámara pequelita y hacía viento ese día.
Besos.
Yo he visto los trigos, cebada etc. al final de la primavera y es un espectáculo digno de verse por su colorido verde y luego más hacia el verano como en las fotos ya a punto de ser cosechado todo dorado. Recuerdo lo gratamente que me inspiró Castilla la primera vez que fuí allí de niña, con esas inmensas llanuras que te permitían echar la vista hasta muy lejos, ya que yo era una niña criada en la ciudad. Gracias por tus bonitas fotos y porque hoy oir decir la palabra viento ya refresca algo, pues aquí hoy no hace ni gota, asi que tomo un poco del de las fotos.Besos guapina.
¡Que bonito, Lucero!
Besos.