Navegando por la tentación, de Lorraine Heath

Navegando por la tentación, de Lorraine Heath, ha sido una de mis últimas lecturas. Es la segunda novela de la trilogía Lores de Pembrooke, de cuya primera entrega, Una tentación para el duque, ya os hablé hace poco.

Dos años después del regreso a la sociedad de los Lores de Pembrooke, el hermano mediano, Tristan, aún no ha encajado en el mundo del que tuvo que huir siendo niño. Por ello ha preferido seguir navegando como capitán de su propio barco y no siente deseos de volver a llevar la vida que le fue arrebatada en la infancia.

Lady Anne Hayworth necesita desesperadamente viajar hacia Crimea y debe hacerlo en un barco privado, sin que nadie de su clase sepa de su escapada. Hace 4 años se despidió de su prometido, que marchó a la guerra. Y si quiere seguir adelante no puede hacer otra cosa salvo hacer ese viaje. Para ello trata de contratar un embarque privado en una nave sobre cuyo capitán tiene buenas referencias. Lo que no puede imaginar es que ese viaje cambiará su vida mucho más de lo que había imaginado en un principio.

Si la primera novela de la serie me pareció entretenida pero poco original, Navegar por la tentación no me ha acabado de convencer. Además de ser, también, poco original, no he llegado a sentirme en ningún momento dentro de la trama. No sabría decir con certeza si es culpa mía o de la novela pero me ha resultado todo tan irreal que ha sido imposible que me creyera nada.

Ya he comentado en otras ocasiones que hay autores o autoras que tienen la capacidad de hacer realista incluso que un alienígena vampiro en tanga de leopardo ha aparecido en mitad de un concierto de AC/DC cantando un tema de Madonna. Y otros tienen la poca fortuna de hacer que no te creas ni siquiera que la protagonista está disfrutando tomándose un café. Pues bien, en esta novela no me he creído nada de nada, todo me ha parecido subrealista, incluso acciones que ya he visto semejantes en otras novelas y no me han causado esa sensación.

Así las cosas no puedo hablar de la trama, los personajes ni de ninguna escena concreta. Porque no he sido capaz de sentirme dentro de la historia y lo he leído por pura cabezonería y ganas de terminar.

Todo esto unido a lo que intuyo que le ocurrió a Rafe, el tercer hermano (aunque puede que me equivoque) hacen que no me queden ganas de leer la última entrega de la serie. Salvo que alguien con cuyos gustos suela coincidir me insista en que merece la pena con argumentos sólidos.

Si te gustó la primera novela de la serie quizá te guste la segunda. Si ya le pusiste pegas, mejor deja a un lado Navegando por la tentación y busca otra lectura que te atraiga. Personalmente, no me quedo tampoco con ganas de leer más novelas de Lorraine Heath por el momento, aunque nunca se puede rechazar frontalmente a una autora para siempre.