La chica que dejaste atrás es una preciosa novela de Jojo Moyes dividida en dos partes diferenciadas cuya acción dista 90 años una de la otra, si bien íntimamente relacionadas a través de un cuadro. Es una lectura que he disfrutado mucho, especialmente la primera parte.
Francia, 1916. Sophie y su hermana Helene regentan el hotel que antaño fue del padre de ambas, mientras sus maridos están en el frente. Con ellas viven el hermano adolescente de ambas y los dos hijos pequeños de Helene. Claro que poco se parece el lugar a lo que un día fue. El hotel, como casi todo el pueblo, ha sido esquilmado varias veces por las tropas alemanas que se han llevado prácticamente todo objeto de valor. El hambre es una realidad cotidiana y solo la esperanza invita a las jóvenes a seguir adelante día tras día.
Sophie tiene un objeto que le hace sentir esa esperanza cada día. Un retrato suyo pintado por su marido Édouard Lefèvre, discípulo de Matisse, La chica que dejaste atrás, que la recuerda la ilusión de días pasados y el poder del amor. Pero cuando un nuevo comandante llega al pueblo y decide que el hotel es el lugar perfecto para que sus tropas cenen cada noche, todo cambia. Su obsesión con el retrato y con la propia Sophie amenazan con romper el frágil equilibrio en el que esta soporta cada nuevo día de guerra.
90 años más tarde, en 2006, Liv es una joven viuda que cuatro años después de la muerte de su marido, David, aún no se ha recuperado de la pérdida. Uno de sus consuelos es el retrato que este le regaló en un viaje a Barcelona y que muestra el rostro de una mujer que en cierto modo recuerda a la Liv de entonces. Pero un encuentro fortuito puede dar un giro drástico al destino del cuadro y la vida de Liv para siempre.
La primera parte de la novela, la que transcurre en 1916, me ha encantado. Me ha atrapado sin remedio casi desde las primeras líneas, más aún a medida que avanzaba la trama. Entrar de golpe en la segunda parte, la que transcurre en 2006, fue casi un shock. Me costó varios capítulos centrarme en ella, tan metida estaba en la anterior. Casi hasta que se ve el punto en común que las une y cómo nos ayudará a descubrir más sobre la vida de Sophie.
Es una novela preciosa, inesperada, que me ha gustado mucho. Es complicado mencionar mucho de ella porque se puede caer enseguida en spoilers. Sophie es un personaje fuerte, atrevido, con cierto ingenio, que a pesar del miedo y las circunstancias toma decisiones con valentía, sean acertadas o erradas. Su historia es en momentos dura, en algunas escenas divertida. Pero nunca indiferente. Empatizar con los personajes de esa primera parte es muy sencillo, incluso con los que no caen especialmente bien.
En la segunda, todo es diferente. Por momentos algunos personajes me parecen más ambiciosos y carentes de sentimientos que en la propia guerra.
La chica que dejaste atrás es una novela de hechos pero también de personajes y sentimientos. Y me quedo con esos personajes y esos sentimientos que hacen el mundo, su pequeño mundo, un poco mejor, aunque como seres humanos que son, no todo sean aciertos en sus vidas. Una novela que tiene más que ver con El viaje de las novias que con Yo antes de ti. Salvando las distancias.
