Luna de verano, de Robyn Carr, es una entrega de la serie Virgin River. Me ha gustado mucho, la parte romántica es muy bonita, pero en la parte más coral ha habido un tema que no me ha agradado cómo lo trata, relacionado con vientres de alquiler.
Es un tema que hace unos años no conocía mucho pero que a día de hoy me horroriza y aquí tengo la impresión de que lo tratan como algo puramente mercantilista (en general) y pensando en el deseo de ser madre de tus propios hijos genéticos sin pensar en qué tipo de mujeres se prestaría a esto y la cantidad de niños ya nacidos que precisan adopción.
Erin Foley es una atareada abogada de éxito que lleva ocupándose de sus hermanos menores toda la vida, desde que siendo niña murió su madre primero y, cuando estaba en la universidad, su padre después. Ahora, a los 36, se encuentra con el síndrome del nido vacío, aunque quizá no sea consciente de ello. Lo único que sabe es que va a cogerse por primera vez vacaciones en 10 años y la renovada cabaña de su cuñado en Virgin River es su destino para el verano.
Aiden Riordan se ha dado de baja del servicio militar y pasa el verano cerca de su familia en Virgin River sopesando cuál será su próximo trabajo. Para sus hermanos lo inteligente habría sido aguantar unos años más y tener una buena pensión del ejército antes de volver a la vida civil y buscar trabajo como médico, pero él estaba decidido a no embarcarse en otra guerra. Ahora solo quiere llevar una vida tranquila y familiar, si es que encuentra la persona adecuada con la que hacerlo.
Al margen de la parte romántica de la novela, la principal, esta es una de esas novelas que, sin pretenderlo, te hace ver hasta qué punto EEUU dista mucho de ser, como ellos suelen afirmar, el mejor país del mundo. La visión distorsionada que tienen de si mismos es alucinante cuando vas viendo la falta de derechos sociales que tienen y la pésima calidad de vida del ciudadano medio.
Pensar que una persona en un puesto relativamente exitoso no coge vacaciones en 10 años no dice mucho de lo trabajadora que es la persona, sino de la mierda de derechos laborales que tienen los trabajadores, incluso aquellos a los que parece irles bien. Cuestiones como el sistema de adopciones privado en el que no es suficiente con ser adecuado sino con pagar, lo ya mencionado de los vientres de alquiler en lo que prefiero no entrar demasiado…
Que si, que es algo ya sabido, pero no sé si por el momento o por ver varias cuestiones juntas, pues me llama más la atención.
De todos modos la relación romántica es el grueso de la novela. Y esta es muy bonita, va surgiendo poco a poco, fluye con naturalidad y eso es algo que me gusta mucho. Y en la parte coral también hay otras cosas más interesantes, como las relaciones personales de los adultos con discapacidad intelectual.
En definitiva, Luna de verano es una novela que si has leído ya otras de la serie Virgin River, sin duda alguna te gustará, porque en esencia mantiene el estilo de toda la serie.
