Si eres aficionado a la lectura y frecuentas las redes sociales, imagino que no eres ajeno a la última polémica literaria sobre la literatura infantil. La que ha liado el ínclito académico innombrable (guiño a la literatura infantil de fantasía superventas, aclaración para sesudos académicos que lo único ligero que leen es la etiqueta del whisky que trasiegan). Le gusta más una polémica que un duelo a espada (española, por supuesto).
En fin, si sabes de qué va el tema es probable que ya te hayas formado tu propia opinión al respecto. Si no, empieza por leer el artículo de El Hematocrítico que no le sentó bien al innombrable. Fuimos muchos (me incluyo) los que estamos de acuerdo con esta opinión que desató la furia del que fuera periodista de guerra, que se despachó bien a gusto con una soberbia intelectual que no es nueva, pero siempre es desagradable.
Y ahí se lió parda. Porque tocar los referentes de varias generaciones no sale gratis. Atacar irracionalmente los libros que han hecho amar la lectura a miles de personas no podía quedar impune. Y menos si se hace con saña, mala leche y mirando por encima del hombro.
Dejando a un lado los exabruptos que cualquiera soltaría en su casa (y muchos soltaron en twitter), hubo comentarios más sosegados que dejaban clara la importancia de la literatura infantil en general. Y del atacado Pirata Garrapata en particular.
Personalmente crecí con Jeruso quieres ser gente, Momo y Platero y yo. Porque literatura infantil y no infantil no están reñidas. Pero cada cosa a su tiempo. En su momento. Y según para qué persona.
Sé de muchos que dejaron de leer por placer a raíz de lecturas obligadas en la escuela y el instituto. Podría haber sido una de ellas porque odié cada minuto que dediqué a leer obras como “El señor de las moscas” en un momento que no era apropiado para mi. Podría haber caído en el error de creer que leer era odioso, aburrido y un suplicio si no hubiera disfrutado también de decenas de libros antes.
Con trece años leí “Lo que el viento se llevó” y, a escondidas, “Hombre rico, hombre pobre”. Por aquella misma epoca también leí “Un agujero en la alambrada” y “La hija del espantapájaros”. Intenté varias veces leer “Moby Dick”, pero nunca llegó a engancharme y tantas veces como lo empecé lo abandoné tras leer unas pocas páginas. Disfrutaba leyendo, no era una obligación, era una afición. Y lo sigue siendo.
Debo decir que años después, de adolescente, también caí en leer alguna novela del innombrable, que por entonces iba de testosterónico pero no de sesudo intelectual. Historias como “Territorio Comanche” o “La piel del tambor”. Pero después de “La Reina del Sur” comenzó a darme una pereza horrorosa.
He sido una niña que ha crecido rodeada de libros. Aprendí a leer con 3 años y nunca he dejado de disfrutar de la pasión por leer. Ya he escrito aquí sobre las novelas infantiles y juveniles que recuerdo con cariño. E incluso algunas las releo cada cierto tiempo y sigo disfrutándolas a pesar de mi edad. Y nunca se me ocurriría despreciar la literatura infantil, sin la que habría muy pocos lectores adultos que leyesen solo por el placer de hacerlo.
Por suerte, no tengo que presumir de nada ni necesidad de ir de intelectual por la vida. Eso me permite seguir disfrutando de las lecturas que me apetecen en cada momento, le parezca lo que le parezca a quien lo contemple desde fuera. Puedo pasarlo bien leyendo la serie de Harry Potter, novelas románticas, thrillers apasionantes o a Arturo Barea. No son incompatibles. Y en gran medida debo el poder disfrutar de ello a los libros infantiles que leí de niña.
Y tú, ¿qué opinas de la polémica literaria de la temporada? ¿Qué libros infantiles recuerdas con especial cariño?
Pues esta polémica no la había visto por ningún sitio en Francia… Más bien porque ningún “autor de verdad” se rebajaría a tal cosa (es humor irónico que conste Jeje).
Más allá de mis lecturas de niña, estoy redescubriendo junto con Polyanna y sus amigos (no comparto los gustos de mi hija tanto los de algunos de sus amigos) la literatura infantil y juvenil… Pues ¿te puedes creer que he descubierto pequeñas maravillas para bebés como para adolescentes mucho mejores que algunos premios diversos de ambos países? He viajado, reído, llorado, reflexionado y si te soy sincera, la literatura como la cocina, la buena y la mala, la que me gusta y la que me aburre… Pero me parece vergonzoso que algunos intelectuales se permitan juzgar justamente aquellas primeras lecturas que son fundamentales para formar nuestras mentes con total libertad y fantasía.
Y concuerdo que la mayoría de obras obligatorias en el cole, ahora que las vuelvo a leer, pienso que no son adaptadas para nada a sus edades ni en primaria ni en segundaria. Realmente me parece horrible e inadaptado. Y después hablan de internet y videojuegos… Paro que me caliento!!!
Para el toque positivo, mencionaré a Marie-Aude Murail que descubrí con álbumes para bebés, aprecié con novelas infantiles y me entusiasmé con sus libros para mayores. La misma sensibilidad y toque pero para amar la literatura a cada edad.
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
Palmira, me encanta tu comentario. Yo también creo que se puede disfrutar de todo tipo de lecturas.
Me da la impresión de que hay mucho complejo de inferioridad que tiene que alardear de algo tratando de que no se note y también mucho ego inflado más de la cuenta.
Pero qué importante es que de peques se descubra la lectura por placer, porque es muy difícil que alguien la descubra de adulto Y qué pena la cantidad de lectores que se pierden por imponer lecturas fuera de lugar.
Besos. Feliz domingo.
Marhya este comentario me sugiere tantos que mejor me voy a lo fácil y te digo: Sin comentarios.
Besos y buen domingo.