La casa de la isla, de Sarah Blake, es una novela que me ha tenido enganchada estos días. Una lectura difícil de definir, porque aunque se habla de saga familiar, y ciertamente lo es, solo esa etiqueta se queda un poco pobre para clasificar la novela.
De qué va esta novela de Sarah Blake.
En 1936, Kitty y Ogden, un matrimonio de la alta burguesía de Nueva York, descubren una coqueta isla en Maine, con una casa en ella, y la compran para pasar los veranos. Es una forma de recuperarse a sí mismos y a la familia después de la muerte de su hijo pequeño a causa de un accidente doméstico. Para algunas cosas, es el principio de todo lo bueno y malo que ocurre después.
Ogden es heredero de un banco de prestigio y un inversor avezado con negocios en Alemania. Kitty es una mujer de su tiempo y clase social, para la que el saber estar parece lo más importante. Ha sido criada en la superioridad de su clase y posición pero a la vez en que no se debe alardear de ello, todo el mundo debe sentirse acogido y bien en su presencia. Sin embargo, eso no parece tan fácil en ocasiones. Como cuando ese primer día en la isla una mujer le hace una propuesta a la que se niega, sin saber que esa negativa la arrastrará toda la vida.
La novela transcurre entre tres épocas. En ese tiempo pasado por un lado. Durante los trágicos acontecimientos que vivió la familia en el verano de 1959, con sus tres hijos ya en la veintena. Y la época actual, en la que los herederos ya dejaron de ser WASP y tener dinero viejo, son simples profesionales con una existencia algo acomodada pero sus vidas nada tienen que ver con la riqueza y posición social de antaño, y deben decidir qué hacer con la casa de la isla que guarda sus mejores recuerdos de infancia y adolescencia pero que no pueden permitirse mantener.
Mi opinión sobre La casa de la isla, de Sarah Blake.
Al principio comienza un poco lenta. E incluso diría que un poco confusa, con algunos saltos en el tiempo entre capítulos que no están debidamente señalados y en los que a menudo no me daba cuenta hasta que leía varios párrafos. Sobre todo porque al ser una saga familiar algunos nombres se repetían. Y porque al tener mucha narración y poco diálogo, mientras no nombraba personajes, costaba saber en qué época estaba ambientado el capítulo.
La novela me ha enganchado una vez me he adentrado en su trama y he podido empezar a distinguir a los personajes y sus circunstancias. Entiendo que puede ser tentador abandonarla al principio porque es fácil sentirse perdida. Simplemente poner una señal al inicio de cada capítulo o fecharlo por el año, ayudaría muchísimo a no perderse.
Además, es muy descriptiva y narrativa y, sobre todo al comienzo, los diálogos son escasos. Eso unido a que no parece que ocurran acontecimientos decisivos (porque como en la vida misma, muchos acontecimientos que parecen cotidianos no se detectan como decisivos o determinantes para la vida de quienes los experimentan hasta mucho tiempo después) puede provocar la sensación de que todo camina con excesiva lentitud y sin que ocurra nada relevante.
Una vez metida de lleno en la novela, me ha gustado mucho La casa de la isla. He sentido cariño por algunos personajes, desdén y rechazo hacia otros. Además del evidente cambio en la familia y la sociedad, se habla de otros temas de enjundia pero es complicado definir o señalar más sin contar hechos que no ocurren hasta bien pasada la mitad de la novela. Así que no voy a ahondar más en lo que me ha parecido La casa de la isla.
Desde la editorial la comparan con las novelas de Kate Morton aunque salvo porque suelen ser sagas familiares con secretos ocultos, no siento que se parezcan mucho. Si te animas a leer esta novela no te dejes vencer por los primeros capítulos y sigue adelante. Creo que la disfrutarás. Yo lo he hecho.
Me apunto la referencia porque tanto la ubicación espacial como temporal me encanta!.
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
Creo que te gustará, Palmira.
Besos, feliz domingo.