La edad dorada, de Sara Donati, es una preciosa novela que me ha tenido enganchada varios días a sus más de 900 páginas. A pesar del título y la ambientación nada tiene que ver con la serie de televisión homónima de HBO que está de moda estos días.
De qué va La edad dorada.
Nueva York, primavera de 1883. Anna Savard y Sophie Savard son dos jóvenes primas que ejercen la medicina en la ciudad. Huérfanas desde niñas, se han criado juntas al cuidado de la tía Quinlan. Aunque tienen mucho en común también hay algo que a simple vista las diferencia: el color de su piel. Y aunque para ellas no supone ningún problema, sí lo es para otros aunque ya han pasado casi 20 años del fin de la Guerra Civil Americana.
Anna, blanca, es cirujana. Sophie, mulata, es ginecóloga y obstetra. Ambas tienen buena reputación en su profesión aunque no todo el público ni los profesionales están de acuerdo con la idea de que las mujeres ejerzan la medicina en la ciudad. Y entre los que no lo aceptan destacan los grupos que persiguen prácticas como la anticoncepción y el aborto.
Una mañana cualquiera, Anna promete a su prima que si vienen a buscarla la sustituirá en una de sus tareas para atender a personas vulnerables. Así que cuando una monja de las Hermanas de la Caridad llega preguntando por Sophie, Anna se pone en marcha sin saber que no es la ayuda de la que hablaba su prima, ni que ese sencillo gesto cambiará toda su vida futura.
Cuatro niños huérfanos, una novicia voluntariosa y un atractivo policía de origen italiano van a cambiar por completo la vida sencilla y rutinaria de Anna para siempre.
Mi opinión sobre esta novela de Sara Donati.
Lo primero que debo decir es, porque no lo sabía y es lo único que me ha molestado de una novela que me enganchó desde el principio, que la novela no tiene un final cerrado. De hecho, acaba ahí como podía haber acabado varios capítulos antes.
La Edad Dorada se puede leer de forma independiente y se entiende a la perfección. Pero pertenece a una saga de varias novelas que comienza con el bestseller En tierras lejanas. El problema es que hay continuación y la autora no se ha molestado en dar un final lógico a esta novela a pesar de que supera las 900 páginas.
Eso me ha molestado bastante porque incluso si hubiera sabido que la saga continuaba en otros libros (la continuación aún no está publicada en castellano) hubiera esperado que determinadas tramas como la referente a los huérfanos o la de los asesinatos tuvieran un final cerrado al término de este libro.
Pero no. El final en realidad deja en el aire casi todo. Así que aunque me ha gustado hasta el momento de darme cuenta de que no se resolverían las tramas más importantes de la novela, no recomiendo leerla hasta que la siguiente entrega esté a tu alcance.
Dicho esto voy a todo lo demás y es que he disfrutado muchísimo de esta lectura de mujeres fuertes, atrevidas, osadas y feministas. Me han encantado los personajes protagonistas, la ambientación, lo bien documentada que está, cómo nos muestra lo que otras novelas ocultan: la realidad de ser mujer en otras épocas, los miedos y peligros que corrían, en el día a día, en cuanto a su salud, su futuro, su vida cotidiana y mucho más.
Para mi eso es lo más importante. Claro que también me ha encantado la historia de amor, la intriga permanente (aunque me haya quedado con las ganas de su resolución completa) y mucho más.
Por cierto: la acción transcurre en 1883 y no como se señala en varias reseñas oficiales y contraportadas en 1893. No es un detalle menor aunque pueda parecerlo, pues esos diez años en esa época cambiaron mucho algunas cosas.
Estoy deseando que se publique la continuación porque me ha dejado con ganas de más. Con muchas, muchas ganas.