Los cuatro vientos, de Kristin Hannah, es la última novela que ha publicado esta autora. Me encantan sus libros aunque me hagan sufrir de lo lindo (masoquismo puro). Y este no iba a ser menos, aunque por alguna razón que no termino de entender visto que prácticamente no hay un capítulo que contenga más alegrías que tristeza, no me ha soltado las lágrimas como otras de sus novelas.
De qué va la última novela de Kristin Hannah.
Texas, 1921. Elsa es una joven de una familia acomodada, ya que su padre vende tractores y otros aperos a los ricos granjeros de la zona. De niña sufrió una dolencia y desde entonces es tenida por débil, frágil y enfermiza aunque se encuentra bien. A menudo siente que no la quieren y valoran como a sus hermanas. En la familia no tienen reparos en repetirle que es fea, sosa y carente de interés y se da por hecho que nunca se casará y deberá quedarse en la casa con los padres hasta que mueran. Su refugio son sus libros.
Cuando cumple 25 años y es considerada una solterona, una decisión impulsiva cambia su vida para siempre. Conoce a Rafe Martinelli, un muchacho más joven que ella, hijo de unos granjeros italianos. Y no tiene reparos en arruinar su reputación para siempre. Aunque eso la termina expulsando de la familia.
En 1934 el mango de sartén de Texas es una tierra seca y baldía. Las tormentas de arena continuas, la consecución de varios años de sequía y pérdida de cosechas, hace que cada vez la vida sea más dura, el hambre aumente y las perspectivas de futuro de cientos de personas como la familia Martinelli sean terribles. Y todo eso ocurre con los efectos aún coleantes del Crack del 29.
Cuando Elsa es consciente de que su deseo de quedarse en Texas pone en peligro la vida de sus hijos, la emigración es la única solución. Pero no sabe que la vida en California no es tan bonita como la pintan y que la desconfianza, avaricia y miedo de las gentes de los lugares que reciben cientos de inmigrantes generan humillaciones, dolor y explotación.
Mi opinión sobre Los cuatro vientos.
Si tienes miedo a leer sobre la dureza, no leas Los cuatro vientos. Tampoco si piensas que las personas que pasan hambre, necesidad y se ven obligados a dejar sus hogares para proporcionar un mejor futuro a sí mismos o a sus hijos van a poner en peligro tu vida o tu sustento, porque no te gustará ver tu retrato reflejado en las páginas de la novela.
Los cuatro vientos es cruda y real. Habla de un tiempo pasado que para millones de personas es un reflejo extremadamente fiel de su realidad actual. Porque por desgracia las migraciones son propias de la humanidad desde hace miles de años y, si no nos cargamos antes el mundo, lo seguirán siendo.
Es una historia de explotadores y explotados. De mujeres fuertes que se creen débiles. De personas que hacen cada día lo que deben para salir adelante y de los que solo saben ponerles trabas en el camino. También de los que intentan ayudar pero no tienen capacidad real para hacerlo.
La novela toca temas que si no eres inhumano o no perteneces a los que oprimen, duelen. Sin parches. No romantiza la pobreza, la expone. Y es algo tan actual, que ocurre aquí mismo y en lugares más lejanos, que salvo que quieras cerrar los ojos y no ver, no saber, hacerte el ignorante, impacta.
Me gusta como escribe Kristin Hannah. Esta es probablemente su novela más dura. No deja tregua al lector porque la vida no daba tregua entonces. Si en otras vemos pasar momentos más y menos felices en la trama, como en la vida, aquí vemos que hay personas para las que la vida está llena de pruebas y apenas pueden disfrutar de momentos felices. Y si no estás preparado para ello, mejor no leas la novela.
Pero si nada de esto te asusta y quieres no ser de los que cierran los ojos, te va a gustar. Aunque te duela, porque si eres humano te dolerá. Porque cuenta realidades, heroicidades de personas de a pie, habla del poder interior que se tiene o no se tiene para sobrevivir y tirar adelante. Para cuidar de los demás. Para ser una persona fuerte.
