La mujer del cultivador de té, de Dinah Jefferies, es la segunda novela que leo de esta autora. La anterior, La separación, me gustó y esta aún más. Eso a pesar de que me ha resultado demasiado fácil intuir las claves de la trama y por eso el final me ha parecido previsible y no sorprendente.
Como imagino que esto le habrá pasado a más gente, tengo que destacarlo porque puede que para algunas personas sea un problema. Para mi no siendo una novela de intriga no hay problema, la he disfrutado, aunque seguramente sin prever esas cuestiones lo habría hecho más aún.
De qué va La mujer del cultivador de té
Ceilán, 1925. Gwen Hooper tiene 19 años cuando llega a la isla. Su esposo, con el que se ha casado unas semanas antes en Inglaterra, ha viajado antes para preparar todo en la plantación de té familiar en la que va a vivir y hacer que su llegada sea perfecta.
Gwen no ha tenido mucho tiempo de conocer a Laurence, pero está muy enamorada e ilusionada con su nueva vida juntos. Sabe que tuvo una primera mujer que murió y una hermana menor a la que mantiene. Pero no sabe la influencia que ambas mujeres, una viva y otra muerta, pueden llegar a tener en su matrimonio y en su vida.
Enseguida se adapta a la vida en la plantación, tan distinta a lo que conocía hasta entonces, y a la compañía de Naveena, quien fue aya de su marido cuando era niño, sin imaginar que esa sirvienta desconocida va a ser su mayor apoyo en los próximos años.
Cuando Gwen queda embarazada su ilusión se multiplica. Pero algo ocurre el día del parto que cambia toda su vida para siempre y la vuelve asustadiza, desconfiada y guardiana junto a Naveena de un gran secreto que amenaza a su matrimonio, su familia y su futuro.
Mi opinión sobre esta novela de Dinah Jefferies ambientada en Ceilán
Como digo, La mujer del cultivador de té me ha resultado previsible porque todo ha terminado siendo lo que imaginaba. Pero he disfrutado de su lectura, me ha gustado cómo está escrita, y no siendo una novela de suspense no me ha importado demasiado esa cuestión.
Me quedo con lo más importante para mi, lo que más me ha hecho disfrutar. Es la historia de dos mundos que van a colisionar, de un cambio histórico que tarde o temprano va a ocurrir, de choques de cultura. Y, sobre todo, es la historia de una mujer joven que se enfrenta casi sola a la vida, al dolor que pueden causar los miedos y los secretos guardados, al poder que lo no nombrado puede tener sobre las personas, al peligro que supone ocultar la verdad y a la dureza de seguir adelante cuando no se tienen fuerzas para ello.
Ya sabéis que a menudo digo que me gustas las novelas sobre mujeres que son fuertes pero no saben que lo son y Gwen, la protagonista de La mujer del cultivador de té, es una de esas mujeres. Porque a pesar de los miedos es capaz de tomar decisiones rápidas. Y a pesar de las decisiones que ha tomado y la pesan en el alma, no se esconde o toma el camino fácil de desaparecer, y tira hacia adelante como puede.
No se puede volver atrás y hay que apechugar con las decisiones tomadas, sean errores o volvieran a ser la opción elegida de verse en esa tesitura.
Y hasta aquí voy a leer. O, mejor dicho, a escribir. Porque si te parece interesante te animo a leer La mujer del cultivador de té y descubrir tú mismo el resto.