Jane Eyre, de Charlotte Brontë

Quizá te sorprenda ver que hoy en el blog la entrada sea sobre Jane Eyre, la novela de Charlotte Brontë. No vengo a hacer un comentario de texto, solo a dar una breve opinión sobre una lectura que tenía pendiente hace más de 30 años y que por fin este verano he disfrutado. Sí, disfrutado.

Es probable que si me conoces un poco te resulte extraño que no haya leído esta novela antes porque es la clásica lectura de adolescencia de toda niña superlectora.

Seguramente la clave esté precisamente esa, la adolescencia. “Tienes que leer Jane Eyre, te va a encantar”. Y claro, si quieres que un adolescente haga la cama dile que la deje como está. Pues no lo leo, no me da la gana. Ahora, si me dices que Hombre rico, hombre pobre o Las mil y una noches es lectura para más mayores, pues lo leo porque yo lo valgo. Y os acabo de resumir mi yo lectora de adolescencia.

Ademas, hubo otra frase que me quitó las ganas de leer esta novela para rato. Y es que cada vez que alguien me lo recomendaba en algún momento decía “pobre Jane Eyre“. ¿Pobre? Uff, se me quitan las ganas. Prefiero leer la novela de “qué caprichosa malvada Escarlata” (Escarlata, no Scarlett, en aquellas ediciones se traducía el nombre de la protagonista) o “qué loca Clara del Valle”.

Y fueron pasando los años. Hasta este verano.

Jane Eyre, de Charlotte Brontë

Inglaterra, principios del S. XIX. Jane Eyre se cría en una familia acomodada que no es la suya. A la muerte de su tío la esposa de este la mantiene en la familia porque se lo prometió al difunto en sus últimos momentos de vida, pero lo hace indisimuladamente a desgana. Deja que su hijo la maltrate o que sus hijas la ninguneen. La castiga con saña y lo disfruta.

Jane es una niña con personalidad que desde el inicio siente que no es querida, algo contra lo que en su pensamiento se rebela, esperando tener derecho a ser amada.

En un momento dado Jane es enviada a un colegio que más bien parece un orfanato, de donde no sale en años. Y cuando lo hace es para servir como institutriz de una niña huérfana, cuyo tutor, el Señor Rochester, apenas la ve unos pocos días al año.

Una lectura largo tiempo pendientes: Jane Eyre

Supongo que a estas alturas quien más, quien menos, conoce Jane Eyre, si no es por la novela, al menos por el cine. No voy a hacer un comentario de texto al uso y no tengo la osadía de hacer una crítica de una novela de Charlotte Brontë.

Pero sí voy a escribir mi opinión breve, concisa y sin profundidad después de haber leído, al fin, esta novela que hace tantos años tenía pendiente: es una una novela en la que te sumerges, que te crees, que te despierta sentimientos, que te hace sentirte dentro de la historia. Una novela que lees con voracidad porque quieres saber más, averiguar qué pasará con la pobre Jane Eyre.

Y lo voy a hacer volviendo a poner el foco en mi yo adolescente. ¡Menos mal que no la leí entonces! Si ya me ha parecido tristísima y en algunos pasajes me salía la lagrimita, como para haberlo leído a los trece años. No es lectura para fases de depresión, qué hartura de pena me ha dado. Claro, por algo siempre aparecía la frase “pobre Jane Eyre”, cuando salía a colación la novela.

¿He disfrutado esta lectura? Pues sí, aunque suene incoherente o contradictorio, sí. No es la primera vez que disfruto una novela triste y casi con toda probabilidad no será la última. Pero ahora estoy preparada para ello, las vidas trágicas de ficción no me van a condicionar el pensamiento o ánimo fuera de la lectura. Pero no tengo tan claro que hubiera sido igual en el pasado. Por eso me alegro de haber leído por primera vez esta novela siendo adulta y no con trece o catorce años.

¿Me ha gustado? Si. ¿Lo recomendaría? Así en general, recomendación lanzada al aire, siendo una buena novela, cómo no. Pero hilando fino pues según a quien. A una adolescente, no. A una persona en estado depresivo, no. A alguien en un momento duro de su vida, no.

Y hasta aquí todo lo que puedo decir sin entrar en spoilers, que aunque sea una novela con casi dos siglos de vida, no es plan de destriparla para quien aún no la ha leído.