Un hombre de familia, de Jayne Ann Krentz, es una novela que tenía pendiente de leer desde hace la tira de años. Parece una novelilla corta, pero tiene una letra diminuta, de las más pequeñas que me he topado nunca, y no sé si será que me estoy haciendo mayor pero entre su tamaño y que con la alergia primaveral tengo los ojos de pena, me ha costado casi tres días leerlo cuando en condiciones normales en una noche me lo hubiera ventilado.
Katy Wade tiene 28 años y lleva desde los 19 trabajando para la familia Gilchrist, más concretamente para la matriarca de la misma, Justine, una anciana mujer de negocios dueña de una próspera cadena de restaurantes. Es su mano derecha. Ahora que la anciana empieza a ver cerca el final de sus días y que el negocio atraviesa ciertas dificultades, encarga a Katy que contacte con su nieto Luke y le traiga a la empresa para ponerse al frente de ésta, ya que quiere que lo haga uno de sus herederos y en los demás no confía como personas de negocios.
Luke Gilchrist es conocido en su familia como el Bastardo, y no es que lo sea; su padre dejó a una mujer en el altar para fugarse con su secretaria, con la que se casó y de cuyo matrimonio nació Luke. Justine echó de su lado a su hijo entonces y en los casi 40 años que han pasado desde entonces, Luke no ha conocido personalmente a ningún miembro de su familia. Tres años atrás perdió en un accidente a sus padres y a su esposa y, desde luego, no tiene ningún interés en ayudar a los Gilchrist a sanear sus negocios.
Katy está deseando que Luke acepte, porque eso implicaría su libertad; aunque está muy agradecida a Justine por haberla ofrecido trabajo cuando lo necesitaba (al morir sus padres necesitaba un sueldo para poder obtener la custodia de su hermano menor, que entonces tenía sólo 8 años) cree que ya ha llegado el momento de buscarse la vida lejos de los Gilchrist, pero para ello necesita que Luke se haga cargo de la empresa familiar, pues no quiere dejar en la estacada a la anciana.
Un hombre de familia es una de esas novelas de lectura fácil, que te atrapan desde el principio y que te meten en su mundo rápidamente. Aunque las cosas sucedan de tal modo que todo resulta demasiado sencillo en realidad, es tan agradable de leer que no importa.
Se nota en el estilo que la novela tiene ya algunos años. Y lo agradezco, porque parece que en los últimos cuando algo se pone de moda, una se encuentra con chopocientasmil novelas iguales y leer algo de otro estilo, dentro de la novela romántica contemporánea, es un gustazo.
Segura no sea la mejor novela de Jayne Ann Krentz/Amanda Quick, es una novela muy agradable de leer, muy entretenida. Aunque sé que no pasará a mi lista de novelas favoritas, he disfrutado mucho con su lectura. Si das con ella y tienes tiempo, croe que la disfrutarás.
Pues lo que comentas de la edad… me ha pasado hace poco con un libro y pensé que me estaba haciendo mayor jejeje
La trama me gusta bastante y es bastante distinta de todo lo que he visto/leído ultimamente …
Besos,
Palmira
Jajaja, ay, que ya no somos tan jovencitas!!!! 😉
Besos.