Me encantan las novelas de intriga y romance, esas que mantienen un equilibro entre ambos temas y que te mantienen en vilo desde las primeras líneas y hasta el final. “Sedas de Francia”, de Sandra Brown, recientemente reeditada en Zeta Bolsillo (¡por 10 euros!), ha cumplido y superado mis expectativas. ¡Me ha encantado!
El reverendo Jackson Wilde es famoso por sus programas televisivos, sus contactos políticos y la gran cantidad de fieles que arrastra tras de si por todo el país. Una de sus mayores batallas es la lucha contra la inmoralidad en la que mete a empresas de lo más dispares, desde revistas pornográficas hasta empresas de lencería cuyos catálogos, asegura, son igualmente pornográficos. Una noche, tras una celebración pública, es asesinado en la habitación de un hotel de Nueva Orleans, completamente desnudo, con un tiro en la cabeza, otro en el corazón y un tercero en los testículos. Parece que un piadoso hombre no tendría muchos enemigos, pero la lista de sospechosos no es tan corta como podría imaginarse.
A pocos meses de jubilarse, el fiscal Crowder da el caso a su ayudante Robert Cassidy, un hombre que le recuerda a si mismo (tal y como era en su juventud) y que parece será su sucesor natural. Un hombre empeñado en que la justicia triunfe por mucho que cueste esfuerzo lograrlo.
Sedas de Francia es una empresa de lencería con sede en Nueva Orleans que estaba en el punto de mira de los ataques del Reverendo Jackson Wilde, quien calificaba su catálogo de pornográfico y a sus dueñas (Claire Laurent y Yasmine) de mojares carentes de moral, engendros del diablo. Yasmine es una modelo ahora casi completamente retirada, atractiva y sensual, que mantiene un romance secreto con un hombre prominente, casado y padre de familia. Claire es una joven con una madre mentalmente inestable y no se sabe mucho más de su vida privada. Ambas encabezan la lista de sospechosos de Cassidy.
Pronto aparecen indicios que apuntan a Claire como la posible asesina lo que unido a todo lo que parece ocultar y a las mentiras que ha contado durante un primer interrogatorio la convierten en la sospechosa número uno. Y a pesar de ello, Cassidy no puede evitar sentir una intensa atracción por ella, algo que le preocupa sobremanera porque sabe que ni siquiera eso le impedirá encarcelarla para siempre si es, como así parece, la asesina del reverendo.
Me ha encantado, es una novela que me ha gustado muchísimo, a pesar de que consta de nada menos que de 605 páginas es para leerla del tirón o de un par de tirones, es de las que engancha y ha superado con creces mis expectativas. ¡Muy recomendable!
Y ya de paso me tomo la libertad de pedir a los editores españoles que publiquen más intriga romántica y thrillers románticos de calidad, que parece que últimamente han reducido al mínimo sus ediciones de este género.
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