Hace mucho que tenia en casa “El extranjero”, de Mario Camus. Pero No me había atrevido con él aún, y atreverse es la palabra exacta. ¿Y por qué? Pues porque Camus es un Premio Nobel de Literatura nada menos (con todo lo que eso conlleva aparejado en mi imaginario particular y no sé si también en el imaginario colectivo) y la experiencia de ciertas lecturas obligadas de literatos son premios semejantes en la vitrina, es cualquier cosa menos positiva. Además “El extranjero” es de largo su obra más reconocida.
El otro día, al fin, me atreví. Principalmente por el reto que me he planteado para este año en Vuelve la Página. Y además la novela es muy finita, si estaba bien la podía leer en una tarde, si no me gustaba muy pesada se me tenía que hacer para dejarla de lado sin terminar.
En la primera parte de la novela conocemos al Señor Meursault, el protagonista y narrador de la misma. Se supone que es un hombre joven, que vive en la Argelia de principios de los años ´40 o finales de los años ´30, cuando todavía era parte de Francia. Recibe la noticia de que su madre ha fallecido en un asilo de ancianos, donde llevaba internada un tiempo. El protagonista recibe la noticia sin alardes de tristeza pero tampoco de alegría. Sabía que ese día tenía que llegar y ha llegado. Es ley de vida. A partir de ahí le seguimos en su viaje para asistir al sepelio de la difunta y vemos cómo transcurren los días y semanas posteriores, hasta que un día de playa, el problema de un vecino y conocido deriva en que Meursault mata a un hombre.
La segunda parte de la novela tiene a nuestro protagonista en prisión, y de nuevo a través de sus palabras, asistimos al juicio por el crimen cometido. Un juicio en el que no sólo se juzgan los hechos, también se juzga la personalidad del asesino, el Señor Meursault. Los hechos cotidianos que vimos en la primera parte son puestos en tela de juicio y sacados de contexto, el conformista personaje pasa a parecer un tipo frío e inhumano, incapaz de tener o mostrar sentimiento alguno.
Me alegro de haber leído la novela. Realmente ha sido media tarde de lectura, liviana además, pero que deja mucho poso para pensar sobre ello. Me resulta algo complicado contar qué me ha parecido sin que esto se convierta en un comentario de texto de clase, pero creo que todavía le daré vueltas a la cabeza unos días. Creo que así lo resumiría si alguien me preguntara qué me ha parecido “es una historia que se lee en un rato pero que te deja pensando en ella muchos otros”.
Estamos hablando de un clásico de la literatura universal, así que hay multitud de ediciones de ella y presupongo que no habrá biblioteca municipal que no cuente con un ejemplar suyo al menos. El mío es del Círculo de Lectores de 1981, nada menos.
Sólo con ver el título recuerdo la cara que puse al leer la primera frase del libro para una clase de literatura francesa jejeje ¡Empezamos bien pensé! Y me dejé llevar y si me acabo gustando y todo, no sé cómo la analizaría ahora con mis añitos de más!!!
Besos y feliz semana,
Palmira
He tenido que levantarme a buscar el libro para ver cuál era la primera frase. 😉 Se ve que no me llamó la atención especialmente.
Besos, guapa.
jejeje yo la recuerdo porqué mira que es cortita pero tuvimos que comentarla en 1500 palabras en no sé qué curso… todavía tiemblo jejeje
jajaja, el recuerdo imborrable que nos dejan las lecturas obligadas, y no siempre para bien 😉