Monteperdido, de Agustín Martínez ha sido una de las lecturas más apasionantes de este verano. Y eso que conocía hasta el fina porque antes me había visto la serie de televisión basada en esta novela. Como en su día hice con otra historia también apasionante, Apaches, quería dejar pasar un tiempo prudencial desde terminar de ver la serie hasta leer la novela pero no he aguantado tanto.
En un pequeño pueblo turístico enclavado en los Pirineos oscenses, Monteperdido, dos niñas de once años, Ana y Lucía, desaparecen al salir del colegio. Nadie ha visto ni oído nada extraño. Y los investigadores no consiguen dar con ellas.
Cinco años después, una de ellas aparece, Ana. Tras un accidente de tráfico en la zona la policía encuentra a una de las niñas, ahora ya una adolescente, herida. Y a un hombre muerto. ¿Era ese hombre el secuestrador de las niñas? ¿Y dónde está la otra niña? ¿Sigue viva?
Las preguntas se suceden en la mente de la policía y los habitantes del pueblo, a medio camino entre la felicidad por el regreso de Ana y el temor por el destino de Lucía. Para tratar de responder a estas y en una lucha contrarreloj por tratar de encontrar viva a Lucía llegan al pueblo dos investigadores de Madrid: Sara Campos y Santiago Baín.
La primera cree que los guardias civiles locales tienen demasiado interés en no inculpar a nadie del pueblo. El segundo está tan interesado en encontrar a Lucía como en proteger a Sara, quien más que una compañera es una hija para él.
Como Monteperdido novela y serie de televisión son muy fieles, más que en los secretos, misterios y sorpresas de la trama, que ya tenía muy recientes en la memoria, me he fijado sobre todo en las relaciones entre los personajes. Que, por supuesto, para mi en este momento tenían los rostros de los actores que los han interpretado en la serie. Y, sobre todo, la relación entre Sara y Santiago quienes sin ser familia de sangre lo son por voluntad propia de ambos, que al fin y al cabo es lo que cuenta en esta vida y lo que de verdad importa.
Sara conoció a Santiago de adolescente y este es para ella al mismo tiempo la figura paterna que nunca fue su padre biológico, su mentor y su compañero de trabajo. Para el policía ya cercano a la jubilación Sara es compañera e hija y se preocupa por ella y por cómo será su vida cuando él ya no esté en el cuerpo. Aunque esto no es ni mucho menos la parte más importante de la novela, tiene relevancia. Si hubiera leído la novela sin ver la serie, solo sería un añadido más a por qué me ha gustado esta por detrás de la trama de intriga pero conociendo ya la resolución de esta ha quedado en un plano destacado.
Pero no es la única relación entre personajes interesante. De hecho creo que la construcción de estos es, en gran medida, lo más interesante de la novela. Es algo que aprecio mucho.
Por supuesto, si no has visto la serie de televisión, leer Monteperdido te resultará mucho más apasionante. Porque la intriga está latente en cada página, los giros, los secretos, en lo saber quién oculta qué y por qué… y todo lo relativo a Lucía y a la persona que secuestró a las niñas. Así que si es tu caso te animo a leer esta intrigante novela y luego ya, si te apetece, dar la oportunidad a la serie de televisión del mismo nombre.
No he visto la serie de televisión, asi que creo que esta novela me gustará. La anoto en mi lista pendiente, que, por cierto, es bastante larga.
Besos.
Ya me contarás si lo lees. Yo también tengo una lista de pendientes enorme, y siempre crece, nunca mengua.
Besos.