En la novela de Nora Roberts “Verdades y mentiras”, las referencias gastronómicas son muchas y variadas, un recurso del que echa mano hábilmente la autora para además de ambientar ciertas escenas y darles un aire de cotidianeidad (en unos casos) o de excepcionalidad (en otros) retratar la clase social y hasta la personalidad de los diferentes y variados personajes que pueblan esta novela de intriga.
Las dos protagonistas de la novela son Eve Benedict, actriz de Hollywood y mito viviente ya entrada en años aunque estupendamente bien conservada y Julia Summers, joven biógrafa, madre soltera y luchadora. El mundo de ambas es muy diferente pero ambas comienzan a trabajar juntas pues Julia se convierte en la biógrafa autorizada de Eve, para lo que se desplaza de la tranquila Connecticut a la bulliciosa Los Ángeles. Julia deja tras de si su hogar, un lugar donde la Nochebuena se celebra con un sencillo plato de espaguetis después de una golosa merienda a base de chocolate a la taza para instalarse junto a su hijo, Brandon, en la coqueta casa de invitados de la mansión de Eve, un lugar en el que se les recibe con un maravilloso surtido de pastelillos glaseados, sándwiches diminutos y una enorme jarra de limonada.
La comida nos ayuda a comprender la idiosincrasia de algunos personajes, a veces no tanto por lo que es en si, si no por cómo se sitúan ante ella los personajes: de hecho una aparentemente asquerosa rebanada de pan untada con mantequilla de cacahuete y mermelada resulta ser algo hogareño y cálido en manos de un niño y unos saludables zumo de pomelo, cuenco de bolas de melón bien frías y una tostada de trigo integral sin mantequilla resulta inquietante en la mesa de un maquiavélico mafioso sexagenario.
Otras veces la comida sirve para comprobar el nivel social en el que se mueve Eve y en el que se ve obligada a entrar Julia, y así en diferentes escenas se van sucediendo apetecibles platos que una degustaría gustosamente; trucha rellena acompañada de arroz salvaje, crema inglesa de frambuesas, terrina de pato, arroz silvestre, ensalada de langosta, verduritas baby con pan crujiente a las finas hierbas, champiñones rellenos, etc…
En torno a la comida hablan dos conocidos de una amenaza compartiendo “la mejor tarta de arándanos de todo el estado” y comida es lo que prepara una mujer para sentirse como en su propia casa: pizza casera, manicotti, etc…
Eve es famosa por muchas cosas y entre ellas está el dar las mejores fiestas de Hollywood. En una de ellas se habla de las exquisiteces que para el evento han llegado desde muy diferentes puntos del planeta: huevos de codorniz traídos de Extremo Oriente, trufas y paté de la campiña francesa, salmón de Alaska, langostas de Maine, corazones de alcachofa importados de España…
Así y en otras muchas escenas vemos desfilar un buen número de platos con mayor o menor importancia. Nombrarlos todos sería largo, pero entre ellos encontramos desde postres como el sabayón, los brownies o la creme brulee a platos salados como las bandejas de fiambres, el salmón o el pastel de carne. Y, de entre las muchas y vairadas bebidas que se nombran, ninguna con tanto protagonismo con el champán, el preferido de Eve, para el que cualquier momento y ocasión es buena.
Pues lo leeré!!!! besos guapa
Chica, me dejas admirada….qué manera más consciente e inteligente de leer un libro. Es muy interesante lo que cuentas y denota que eres una gran observadora. Besos
Espero que lo disfrutes, guapa.
Besos.
¡Lola, que me pones colorada, por diosss!!!
Un beso, guapetona!!
Estoy segura que si leyera Verdades y mentiras me pasaría el rato visitando la nevera. Vaya hambre!!!
Besotes1!!
jajaja, no te creas, parece mucho pero es que son 670 páginas, repartidas las sugerencias no son tan seguidas, jajaja. Pero si que pienso que la autora se ha servido muy bien de ellas para decir mucho de los personajes con casi nada.
Besos.