Tras la colina, de Robyn Carr, ha sido una de mis últimas lecturas. Esta sencilla y agradable novela es la segunda de la serie Grace Valley que comienza con Un lugar en el valle. Una historia coral, aunque al frente esté la doctora June como protagonista, que nos lleva a conocer más de los personajes de la primera y encontrarnos con nuevos habitantes del valle.
La doctora June Hudson debe despedirse temporalmente del hombre con el que ha iniciado una relación, Jim. Aunque él asegura que este será su último trabajo como policía infiltrado en mafias de narcóticos. Así que a June no le queda otra que esperar que no pase nada y creer que esa relación incipiente no muera casi antes de empezar. Pero parece que los habitantes de Grace Valley, ese atajo de cotillas que aún no han descubierto su secreto, se van a aliar para que mientras vuelve Jim, June no tenga tiempo de aburrirse.
La primera sorpresa llega con el regreso de su primer novio, aquel con el que salió en el instituto y la universidad y que se casó con otra (una ex-compañera de clase de ambos) sin dar explicación alguna a June. Ahora regresa sin Nancy pero con dos gemelos adolescentes gamberros que van a poner en jaque a todo el pueblo, comenzando por su desesperada abuela.
Además alguien parece empeñado en demostrar que la tía de June, la extravagante escritora de thrillers, asesinó a su marido 20 años atrás y le enterró en su propio jardín.
Pero no serán las únicas sorpresas para una June cada vez más agotada y asombrada con lo que le está tocando vivir.
Tras la colina es una novela sencilla y un tanto predecible, pero es muy entretenida y estupenda para leer del tirón cuando tienes un rato libre y ganas de desconectar de todo.
Me he divertido especialmente con los dos aparentemente buenos maridos cuyas esposas descubren asombradas en una cena de parejas que son más machistas de lo que habían imaginado. En una conversación aparentemente intrascendente uno desvela que no quiere que su mujer, a la que conoció como profesional, vuelva a trabajar fuera de casa porque vive muy bien con ella ocupándose del hogar y la familia. Y la otra, una entregada madre de 5 hijos que además se ocupa de la granja familiar, que su marido considera que lo que hace cada día no es trabajo.
Esta parte es la que más me ha gustado por divertida, didáctica y porque sí, hay hombres como estos dos personajes que de pronto sacan un lado machista y se sienten ofendidos de que se les llame así hasta que descubren que, efectivamente, sin ser conscientes de ello estaban teniendo actitudes y comportamientos machistas.
En definitiva, Tras la colina es una novela sencilla pero entretenida. No sé si me leeré la siguiente pero quizá en el momento en que necesite desengrasar un poco de temas más serios o más duros apueste por ella.
Este es el tipo de novelas que siempre me apunto para el verano, para leer el la playa con tranquilidad sin meterne en tramas muy complejas.
Hace tiempo que no leo nada de esta autora así que me la apuntaré.
Si, yo las llamo “lecturas de desengrasar”, cuando estás saturada mentalmente por trabajo o lo que sea y necesitas algo fresco y ligero. Pero con cierto interés.
Besos.