Dados del destino es una de las últimas novelas que me quedaba por leer de la serie Virgin River de Robyn Carr. Es una novela muy entretenida, y aunque ya se van diluyendo los personajes importantes de la misma, los más importantes siguen como secundarios de lujo, aunque con una breve presencia, para dejar el protagonismo a una nueva pareja. En este caso, Dylan y Katie.
Katie viaja desde Vermont a Virgin River junto con sus dos hijos gemelos de 5 años para pasar el verano cerca de su hermano, Conner, el único familiar vivo que le queda. Después de unos meses separados por las circunstancias tiene claro que debe rehacer su vida y asentarse en un lugar con los pequeños. Le gustaría no alejarse de Conner pero no sabe si ese pequeño lugar en el que ahora vive es lo que ella y sus hijos necesitan.
En los últimos kilómetros del viaje y por un incidente en la carretera conoce a Dylan, uno de los cuatro moteros que les auxilian. Aunque ella ya sabe quién es Dylan, no se imaginaba encontrárselo nunca en persona y menos en una carretera secundaria. Pero menos aún podía imaginar que esa no fuera la única vez que se topase con él.
Dylan fue en lo que ya le parece otra vida una estrella infantil del cine y la televisión. Y eso estuvo a punto de convertir su vida en un desastre, como ocurrió a su mejor amigo, muerto por sobredosis en la adolescencia. O a la retahíla de hermanastros y hermanastras que tiene y que viven la peor cara de Hollywood entre drogas, depresiones y vidas vacuas. Afortunadamente su abuela, también actriz, se hizo cargo de él y le llevó a vivir a una zona rural de Montana. Con mucho esfuerzo consiguió convertir al niño insoportable, dictatorial y egocéntrico en un hombre cabal, trabajador y con los pies en la tierra.
Si algo tiene claro en la vida Dylan es que nunca tendrá una familia normal. Y le apena, porque como “tío en funciones” de los hijos de sus mejores amigos disfruta. Y le gustaría enamorarse y tener hijos. Pero siente que algo en su ADN está rematadamente mal. Solo su abuela lleva una vida normal. Su padre, ya fallecido, y su madre, que no tiene interés alguno en él, se casaron demasiadas veces. Y trajeron al mundo a demasiados hijos para luego dejarlos a su suerte, con infinidad de problemas a sus espaldas. Cuando conoce a Katie, siente por primera vez en su vida una tristeza infinita por no poder formar la familia que tanto desea. Ella y sus hijos merecen mucho más de lo que les puede dar. O eso cree él.
Sin duda, Dados del destino es una bonita novela romántica ambientada en el bucólico Virgin River. Una historia agradable, amena, sencilla y con unos personajes con los que es fácil empatizar. Una nueva entrega de una bonita serie y que está a la altura de la misma. Ademas, por alguna razón no esperaba demasiado de esta historia, y en este caso las pocas expectativas han jugado a su favor.
Dados del destino entra dentro de las novelas más recomendables de la serie. Y aunque puede leerse independiente es preferible leerla dentro de la misma. Al menos, tras la anterior, que está muy relacionada con ella.
