Tenía muchísimas ganas de leer Días de Tempestad, de Brenna Watson. Y me ha encantado. No voy a decir que más que La rosa de Hereford, de la misma escritora, pero sí puedo decir que no menos. Es una novela preciosa, la autora nos sumerge rápidamente en una trama cuidada, emotiva y apasionante que no decae en ningún momento. 
Días de tempestad, de Brenna Watson: de qué va
Londres, 1839. Temperance Whitaker es una americana que en su primera aparición ante la alta sociedad de la ciudad ya sorprende. Y no solo por su elegancia y el atrevimiento de lucir vestidos impresionantes pero ajenos a la moda imperante. Tampoco solo por su belleza y porte pese a no tener ya la edad de una debutante pero siendo aún joven. Y es que se presenta del brazo de un viejo conde viudo que lleva quince años (los mismos que han pasado desde que murió su esposa) alejado de la vida pública.
Temperance no ha viajado desde Nueva York a Londres para buscar marido con título nobiliario, ni para hacer negocios, ni por vanidad, ni por ilusión de viajar por el mundo. Nada de eso. Lo que la mueve es la venganza. O, tal y como lo ve ella, la necesidad de hacer justicia por hechos del pasado que destruyeron su vida y la de las personas que más quería.
Durante años ha ideado con minuciosidad los pasos a dar para triunfar en su propósito. Y por fin ha llegado el momento de llevar a cabo sus planes.
Pero Temperance no ha tenido en cuenta que fuera del papel entran en juego otros factores. Como el cariño que está cogiendo al viejo conde, su aliado necesario, o algunas cuestiones del pasado que desconocía. Y menos aún ha entrado en sus cálculos la posibilidad de conocer a alguien como Alex Lockhart, el tercer hijo de un conde y socio de la persona a la que más odia en el mundo. Desde la primera mirada que cruzan saltan chispas. Pero Temperance no puede dedicar tiempo a distracciones. ¿O sí?
Mi opinión sobre Días de tempestad, la novela romántica victoriana de Brenna Watson
Días de tempestad me ha gustado mucho, me ha encantado. Eso sí, la lagrimilla me la ha sacado varias veces. Si eres sensible, prepara los pañuelos, porque algunos pasajes, en especial los relativos al pasado de Temperance, te van a hacer lagrimear, seguro.
Me resulta complicado ahondar en la construcción de los personajes sin desvelar nada. Por eso solo diré que es otra cosa que me ha gustado, sin entrar en detalles.
También quiero mencionar que me ha gustado mucho encontrarme entre las páginas de Días de tempestad a varios personajes de La rosa de Hereford, y no metidos con calzador ni nombrados de refilón. Es más que un guiño, y precisamente al leer esta pocas semanas después de releer la anterior, con lo que la tengo más reciente, lo valoro mucho.
Otra cuestión que quiero destacar es que no queda ni un cabo sin atar, nada queda en el aire. Y es algo que tiene su complicación en una novela de este tipo.
Si te gustan las novelas románticas de época pero estás un poco cansada de lo trillado, te animo a leer Días de tempestad. Por mi parte, sigo de cerca a esta autora que es una garantía para pasar grandes ratos de buena lectura.
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