Cuando decidí empezar a escribir estas entradas sobre gastrobotánica, enseguida recibí dos sugerencias para incluir las acederas en la lista de plantas sobre la que hablar. La primera vino de parte de mi marido, quien me dijo que por esta zona hace no tantos años se cogían muchísimo (hoy en día también se recolectan, pero cada vez menos), sobre todo por parte de la gente mayor, quienes aquí las conocen como aceras. La segunda vino por parte de mi hermana, quien me recordó que en la película “siete novias para siete hermanos“, la protagonista, Milly, recién casada y rumbo a su nuevo hogar las recoge con la intención de cocinarlas para su flamante esposo, y que al llegar a la casa y conocer a sus seis rudos cuñados afirma “ supongo que tendría que haber cogido más acedera”.
La planta que comúnmente conocemos como acedera es la Rumex Acetosa, aunque otra variedad muy apreciada, la R. Scutatus, (de hojas verdes claras con manchas plateadas y tallos rojizos) que es algo menos ácida, tiene un suave gusto a limón y es la que se emplea sobre todo en Francia para su tradicional sopa de acederas.
Uno de los atractivos de la acedera es su curioso aroma ácido, que da gusto a muchos platos, eso si, no hay que abusar porque consumida de manera habitual y excesiva puede dañar el riñón. Si coges muchas, es preferible congelarlas, siempre después de escaldarlas, para utilizarlas posteriormente en platos cocinados.
Las hojas que se deben cosechar, son las más tiernas, y preferiblemente antes de que florezca la planta. Si quieres cultivarla en casa, puedes protegerla de los fríos invernales con campanas de plástico, pero es una hierba que puede encontrarse habitualmente en eras y prados en su estado salvaje.
Con acederas pueden prepararse multitud de platos. Cruda se come en ensalada, pero por su acidez conviene prescindir del vinagre o limón del aliño o, cuando menos, reducir su cantidad bastante.
Cocinadas, necesitan cocerse en dos aguas, para reducir su acidez. así pueden emplearse como si fuesen espinacas o acelgas, en sopas, en tortilla, solas como verdura, como acompañamiento de carnes (especialmente roja) y en salsas de pescado, carnes blancas y rojas.
Si un caluroso día de verano sales de excursión y descubres unas lustrosas acederas, quizá te venga bien saber que quitan la sed.
¿Has recolectado, cocinado o comido acederas alguna vez?
hola maby, confieso que he tenido que buscar la imagen en internet de la acedera para saber si la he comido, jejeje, y veo que si , y además me encanta.
Aqui se la conoce como acelga silvestre, a mi me chifla, tiernecita uhmmm cocida y rehogada con un ajito aisss me encanta, perooooo me sienta como un tiro!!! no puedo abusar de ella , demasiada fibra para mi estómago… ya sabes… 😛
Pica, yo no la he probado, pero entre una cosa y otra ya me he picado, me apunto tu forma para hacerla si consigo recolectarlas.
¡No sabes cómo me estoy picando con esto de las verduras silvestres!
Besos.
No las he probado, la verdad es que tan poco las he visto que si ya las hubiera echado a la cesta.
Estaré atenta.
ya nos contarás si las encuentras
Os tendré informadas, no sé ahora con este frío cómo será de fácil o dificil hacerlo.
Un beso.
Tuve que mirar a las fotos para ver si ya había probado.
Pues si!!! Mi padre es muy de ir a buscar cosas silvestres y de peques comíamos cada cosa que yo ni me atrevería a colectar… Siempre que no esté con él !!!
Yo la paso 2 veces por agua hirviendo, la rehogo con un ajo y después le pongo un poco de nata, lo caliento y lo sirvo con salmón a la plancha…Una delicia !
Besos,
Palmira
Umhhh, me las apunto. A ver si las encuentro en alguno de nuestros paseos.
Más besotes!!!
Palmira, me apunto tu receta, ¡sólo de pensarlo ya me suena rico! Muchas gracias por compartirla, guapa.
Un besote.
Polita, ya me contarás.
Un beso.