Mucho, muchísimo antes de que los norteamericanos exportasen al resto del mundo (Europa incluida) esa especie de carnaval del terror que es Halloween, en Europa los celtas comenzaron a celebrar Halloween, la noche víspera de la festividad de Samain, la más mágica del calendario celta.
Si la fiesta de Samain duraba tres días y tres noches, la víspera de ésta, la noche de Halloween, en la que se creía que desaparecían las fronteras entre el otro mundo y éste, la festividad equivalía a toda la eternidad. Los túmulos funerarios y los dólmenes eran accesibles para los seres humanos quienes por una noche dejaban las puertas de sus casas abiertas y la cena preparada para cualquier espíritu que tuviese a bien dignarse a aceptar la hospitalidad humana.
Algunas de las tradiciones gastronómicas del Halloween celta tienen que ver con los productos propios de la época, como las castañas asadas, celebraciones que aún hoy en muchos lugares en esta fecha o fechas cercanas tienen lugar en el norte y noroeste peninsular, los tradicionales magostos. También se comían muchas manzanas lo que luego con el paso de los años derivó en las fiestas campesinas de la cosecha en las que algunos historiadores (tema controvertido) aseguran que se rendía culto a Pomona, la diosa romana de la fruta.
Hoy en día el Halloween norteamericano exportado a todo el mundo a través de las películas y series de televisión es una celebración de fiestas de disfraces en torno al mundo del terror (brujas, fantasmas, muertos vivientes, etc…), de maratones de películas de miedo y del ya famoso “truco o trato”, donde abundan las golosinas y las comidas y bebidas adquieren la apariencia de algo repulsivo o terrorífico: cadavéricos y arrugados dedos de bruja o sangrantes amputaciones, infinidad de arañas, calaveras, tumbas u ojos de monstruos que en realidad son casi siempre dulces, aunque con alguna que otra concesión a lo salado, casi siempre picoteos que buscan sorprender a los niños (esa noche si, no les importa comer verde y es muy probable que hasta se atrevan a devorar un saludable puré de espinacas si lo llamas vómitos de troll o algo semejante) y divertir a los jóvenes. Y en ellas nunca falta la calabaza, más como símbolo que como alimento (aunque también) y casi siempre de modo decorativo, vaciada en forma de calavera con una vela en su interior. Una fiesta a cuyo carro se apuntan bares y discotecas en todo el mundo más por hacer caja que otra cosa en una especie de colonización cultural (o anti cultural, quizá deberíamos decir) inversa de dudoso gusto que genera tantos amores como odios en los lugares a los que llega.
Y vosotros, ¿conocéis alguna cuestión gastronómica relacionada con el Halloween celta? ¿Y con el Halloween actual? ¿Se celebra el magosto o alguna fiesta tradicional con componente gastronómico en la noche del 31 de octubre en vuestra zona? ¿Ha llegado el Halloween norteamericano de algún modo a vuestras vidas?
Por casa pasan los niños de truco o trato desde hace algunos años y les damos caramelos, si nos acordamos de comprarlos esa tarde… Pero nada más…
Eso sí, y para la desgracia de algunos vecinos, a ciertos elementos les ha dado por tirar huevos contra las fachadas. ¿Tendrá algún significado escabroso relacinado con Hallowen? ¿O serán los típicos niñatos que se amparan en el fragor de esa noche para cometer tropelías? Me da más que esto último.
Besotes!!!
Pues vaya gracia!! Me suena que lo he visto en alguna película americana (o serie, no estoy segura), desde luego no se a quién se le ocurriría el primero pero ya hay que ser borregos para seguir así al rebaño.
Besos.
Sólo añadir que el tema de los disfraces viene de que, como se creía que los espíritus tanto buenos como malos vagaban esa noche por el mundo de los vivos, si se disfrazaban los confundirían con otros espíritus y no les atacarían.
¡Muchas gracias por el apunte!! Vamos, que en orígen si que se disfrazaban también, está bien saberlo.
Que tengas un buen día.
La de cosas que se aprenden en este blog. 😉
¡Gracias a vosotros que nos lo contáis! 😉
Bueno de Halloween muy poco en casa pero boniatos y castañas asadas con panellets no deberían faltar en casa en estas fechas ;o)
Besos,
Palmira
Aquí en casa desde hace unos años pasan algunos niños de la vecindad disfrazados,yo suelo tener chuches para ellos ese día.En Isla Mágica aquí en Sevilla celebran esta fiesta,hay tantas personas que no cabe ni un alfiler y es digno de ver como la mayoría se curran los disfraces,dan hasta miedo de lo auténtico que parecen y lo bien maquillados que van.Eso de tirar huevos a las casas o cosas por el estilo yo he oido que se hace en las que no te dan golocinas,aunque a mi lo que me parece es una gamberrada.
Bueno, lo del día de los santos como tal es otra, a ver si me da tiempo a escribirlo, me lo voy a apuntar porque hay traidiciones culinarias muy diversas. 😉
Besos.
Y tanto que gamberradas, Mari, y no creo que sean los niños a los que no les han dado chuches, más bien serán de otra edad.
Besos.
¡¡Qué interesante Marhya!! Había leído algo sobre la celebración celta de Semain en algunas de las novelas que leo, pero no la relacionaba para nada con el Halloween. Aquí donde yo vivo son muy típicos los puestos de castañas asadas y en el cole a finales de octubre celebramos “La fiesta de la castaña” en la que incluimos todos los frutos de otoño (hacemos debates, murales, manualidades, etc.), el AMPA invita a los niños a un cartuchito de castañas asadas y cantamos una canción de la fiesta (con la música de La Reina Berengüela):
“La fiesta de la castaña, güi, güi, güi
es muy salada trico trico tri
es muy salada lairó, lairó, etc…” (son varias estrofas).
Pero donde se celebra por todo lo alto es en Algeciras que coincidiendo con Halloween hacen la fiesta de “Tosantos” (supongo que el nombre viene de “Todos los Santos”).En este enlace puedes ver algo más:
http://es.wikipedia.org/wiki/Fiestas_de_Algeciras
Ahora voy a verlo, Lola, debe ser muy bonito esos días en el cole.
Besos.