Buscando a Don Perfecto, de Isabella Marín, es la segunda novela del Pack En Pie de Guerra del que ya os hablé hace unos días, después de leer Maldito ex. Es una novela, como la anterior, divertida, fluida y muy entretenida. Una historia fácil de leer y agradable. Aunque creo que después de las vueltas que da, el final resulta precipitado tras haber alargado su resolución en exceso de forma innecesaria.
Buscando a Don Perfecto, de Isabella Marín: de qué va
Nueva York, época actual. Amanda parece tener todo en la vida, algo por lo que ha luchado arduamente: un apartamento en propiedad, una empresa propia y un novio que la quiere. Su personalidad es opuesta a la de su descocada, irreflexiva, irresponsable y grosera progenitora.
Sin embargo, un día cualquiera, algunas cosas que parecían sólidas a su alrededor se desmoronan dejando claro que la perfección, si existe, no forma parte de su vida. Pero lo peor llega cuando su madre se empeña en mejorar su vida y contrata por un dineral a Nick con dinero de la propia Amanda, claro, ¡ella no tiene ni un centavo!
Nick es atractivo y borde a partes iguales. Su aparente sinceridad señalando los defectos que Amanda debe corregir de sí misma para lograr los objetivos de su vida resultan muy poco agradables. Y sus métodos la sacan de quicio. ¿De verdad es tan importante tener una vida perfecta?
Mi opinión sobre la novela 2 de la serie En Pie de Guerra
Buscado a Don perfecto es una novela divertida que se lee del tirón, una comedia romántica moderna. No es nada especial pero cumple su cometido, que no otro que el de entretener. Si no esperas más, vas a disfrutar y mucho con ella. Si no te resulta suficiente, mejor busca otro tipo de lectura.
Personalmente y dado que el final que parecía adecuado se transforma en una prolongación para terminar en un final un poco precipitado, esto es lo que menos me ha gustado de la novela. Pero durante su lectura me lo he pasado bien. Aunque alguna cosa me haya chirriado y el protagonista a ratos sea tan insufrible que lo hubiera mandado a freír espárragos por muy sexy que no los pinte.
No es una novela que se pueda desgranar, ni de la que hablar largo y tendido. Es amena, te hace reír y, sí, en algunos momentos también te enfada.
Mención aparte merece la madre de la criatura. No me refiero a la autora de la novela sino a la progenitora de la protagonista, una ex groupie pasada de rosca que fue madre adolescente y delegó la crianza de su hija en su propia madre, la abuela de la niña.
Aunque protagoniza algunos de los episodios más divertidos de Buscando a Don Perfecto, en realidad es un personaje que a toro pasado me parece muy triste. Por cómo es, por cómo vive, por cómo se desentendió de su hija y cómo la hace sentirse.
Si ya has leído a Isabella Marín y te gusta, creo que disfrutarás de esta lectura. Si no, anímate si solo buscas una lectura rápida y desengrasante entre otras con más enjundia o profundidad.