La caléndula (Calendula oficinales) es una flor silvestre o cultivada muy conocida en España y bastante empleada como cosmético o para remedios de medicina natural. Lo que quizá no sea tan conocido, es que es comestible. ¿Has probado algún plato con caléndula?
Durante muchos años su flor se empleó para dar color azafranado a bollos, arroces y otras preparaciones, aunque, lógicamente, no se lograba dar el mismo inequívoco sabor y aroma, era tan sólo una cuestión visual. Y es que esta flor es un magnífico colorante alimentario natural.
Pero las posibilidades gastronómicas de esta planta no se quedan ahí. Ya los griegos antiguos utilizaban sus pétalos como guarnición y aromatizante suave en muchos platos, y tanto éstos como la flor completa resultan muy interesantes para guarniciones de carne, con patés o para añadir a macedonias de frutas. También pueden añadirse a ensaladas, frescos, y a bollería, secos.
No son las únicas partes de la planta con interés gastronómico. La hoja picada puede picarse y espolvorearse en ensaladas y estofados.
El mejor momento para la recolección va desde mediados de primavera hasta finales de verano.
Las caléndulas me encantan desde antes de saber que se llamaban así, las he tenido silvestres y cuando no ha sido posible las he plantado, me parecen tan alegres, yo no las he comido nunca lo único que he hecho con ellas aparte de ramilletes silvestres y disfrutar de ellas con la vista ha sido jabón que como bien dices en cosmética tienen un montón de propiedades.
Un besote
Qué maravilla el jabón casero, Ana. Otro día haré una entrada con la caléndula como cosmético.
¡Un beso!