Si me preguntaran por un libro que esté repleto de referencias culinarias y de referencias literarias, creo que el primero que acudiría a mi mente sería “Nosotros dos como en una novela”, de la autora italiana Paola Calvetti.
La novela está protagonizada por Emma, una divorciada al borde de la cincuentena, con un hijo al final de la adolescencia y una recién abierta librería en Milán dedicada única y exclusivamente a la literatura romántica: “Sueños&Hechizos”. Un día Emma recibe una nota de su amor de adolescencia, Federico, quien reside con su familia en Nueva York y que en un viaje relámpago a Italia propone a Emma ir a cenar. En esa cena frente a sendos platos de risotto ambos lo pasan tan bien con su reencuentro y recordando los viejos tiempos que deciden escribirse a la antigua usanza, por vía postal, y para ello cada uno abre un apartado postal para recibir y guardar las cartas del otro.
En la novela nos encontramos las cartas de uno y otra, las personas que van pasando por “Sueños&Hechizos” (y cómo va evolucionando la tienda que se va transformando en algo quizá inesperado al tiempo que también su dueña va creciendo como persona), muchísimas referencias literarias y otras tantas culinarias. Entre estas últimas podemos encontrar algunas que nos trasportan claramente a Italia como los muchos capuccinos que pueblan sus páginas, los agnolotti con caldo o el panettone, pero no únicamente.
Cualquier goloso no dudaría en apuntar el nombre de las muchas especialidades que se nombran en diferentes escenas para después buscar sus recetas y entretenerse preparándolas y disfrutar degustándolas; desde los muffins de uva al pastel de manzana pasando por los pastelitos de almendra y chocolate, el pastel de limón, el kiffel de hojaldre con mermelada de frambuesas, el pastel de calabaza o la tarta de frambuesas.
Pero también hay sitio para las preparaciones saladas, desde las más sencillas y cotidianas (revuelto de setas y espinacas, bocadillo de atún, sándwiches de pan dulce y doble cara de jamón…) a otros algo más elaborados (entrecôte al vino tinto, pavo relleno, ladrillos de arroz con atún y salmón…).
Toda una sucesión de referencias gastronómicas en una novela sencilla y agradable de leer.
Me encantan esas historias, la apuntaré.
Si la lees ya me dirás, Olga.
Besos.
Pues me la apunto. No sé por qué pero casi siempre que leo o veo una película que se desarrolla paralelamente al mundo de la cocina, casi siempre me gusta. No sé si es coincidencia o porque realmente la cocina es un arte y está ligado a otros círculos también artísticos. En fin, vaya sábado más filosófico tengo ja ja ja.
Besitos
rosa
Rosa, no es es que sea paralela al mundo de la cocina expresamente pero si eque está repleta de referencias gastronómicas y sobre todo literarias. Ya me contarás si la lees.
Besos.