¡Que se nos acaba agosto! Y llega el momento de hacer balance de julio y agosto 2018, dos meses que se me han pasado volando. Aunque últimamente creo que cada mes que pasa pienso que se me ha pasado volando. Voy a tener que hacérmelo mirar.
Mi resumen rápido de julio y agosto 2018.
He leído mucho.
Por suerte he podido leer más de lo habitual y he disfrutado mucho haciéndolo. Novela negra como La chica que lo tenía todo, thrillers románticos como Tiempos difíciles, historias familiares como Las luces de Assam o novela romántica histórica como La solterona, han sido algunas de mis lecturas.
He cocinado si no mucho, sí muy rico.
No es que me haya pasado el verano en la cocina, ni mucho menos, pero he podido preparar algunos platos muy ricos. Como la dorada sobre cama de cebada y algas, el flan de naranja y picada de chocolate, el postre de plátanos y cerezas o la ensalada de melocotones amarillos. Si has pasado por aquí durante julio y agosto 2018 ya los habrás visto, pero si no te recomiendo que no te pierdas estas recetas.
He disfrutado del huerto.
Y además, he aprovechado a saborear lo cosechado en platos como la ensalada de tomate y salmón fresco o el pulpo con verduritas. Puro lujo.
He descansado y desconectado.
Quizá no todo lo que me debería, pero al menos lo suficiente para sentir que he recargado pilas. Y eso siempre es algo positivo. Sobre todo cuando se van cumpliendo años (ejem, ejem).
He hecho planes personales y profesionales.
No sé si todos llegarán a convertirse en realidades, pero creo que poco a poco la mayor parte irán viendo la luz. Seguiré informando a su debido tiempo.
He podido disfrutar de tiempo con los míos.
Y como eso no siempre es posible, es algo para destacar en el primer lugar de las cosas molonas de julio y agosto 2018.
Y con esto mi breve resumen de julio y agosto 2018. Es complicado resumir dos meses de verano en tan pocas palabras pero de eso se trata, de que sea un pequeño recuerdo de lo cotidiano. Y los grandes momentos, quedan para lo personal.