Cuando comencé a leer “Diario de una adicta al sexo”, de Amber Stephens, me esperaba una divertida novela chic lit, pero la realidad es que el supuesto argumento no es más que una mera excusa para encadenar unas sucesión de pésimas narraciones pornográficas (que no eróticos) de escaso gusto y aún menor calidad.
Shelley Matthews tiene 25 años y trabaja como periodista para Intuición femenina, una publicación en sus peores momentos. Los dueños de la empresa deciden darle un giro radical a la línea editorial de la misma, cambian el nombre de la revista por Arpía y nombrar director a un hombre (el atractivo Aidan) que está convencido de que nada vende más que el sexo, por lo que lo convierte en el tema central de casi toda la publicación. Shelley, poco ducha en el tema, teme ser despedida pero Aidan tiene para ella una misión muy especial: ingresar bajo una falsa identidad en una clínica privada para adictos al sexo y hacerse con un montón de buenas historias que publicar posteriormente.
La supuesta trama no es si no una mera excusa para encadenar biografías sexuales carentes de gusto, groseras, soeces, repletas de descripciones explícitas poco o nada interesantes y faltas de encanto o sentimiento, vacías y vulgares a más no poder.
La novela (o lo que sea, porque no sé si merece ese nombre) está escrita en tercera persona por un narrador omnisciente pero cada personaje que acude a la terapia grupal para adictos al sexo narra su experiencia-problema en primera persona. Ahí la autora podía haber demostrado que se había currado la novela, pero sólo deja patente su falta de calidad: la voz narrativa de todos los personajes es prácticamente idéntica, sin singularidades en la forma de expresarse en base a su edad, nivel cultural, procedencia, etc… Así que según vas leyendo queda claro que lo escrito sólo es una recopilación de historietas sexuales vulgares y corrientes disfrazadas de novela.
A mi, personalmente, me ha resultado un timo y sólo la he leído entera para tener armas suficientes para afirmarlo. Masoquista que es una a veces, qué le vamos a hacer.
La novela consta de 351 páginas, está publicada en España por Vergara en su colección Boulevard y su precio es de 18 euros.
Sí una a veces las termina solo para reafirmar lo malas que son !
Beso
Pues si, masoquismo literario, jajaja. En fin, esperemos que el próximo me guste más.
Besos.