Rosa blanca, Selva negra

Publicado 14 octubre, 2020 por Marhya en Cultura, Literatura, Reseñas / 0 Comments


Rosa blanca, Selva negra, de Eoin Dempsey, es otra de las novelas que leí el pasado verano y que aún me faltaba por comentar aquí. Es una historia ambientada en Alemania durante la segunda guerra mundial, de la que esperaba mucho más, pero lo cierto es que no me enganchó ni gustó como esperaba.

Selva negra, Alemania, diciembre de 1943. Franka Gerber, una joven enfermera, camina entre la densa nieve que cubre los alrededores de la antigua cabaña de recreo de su familia. Espera que la muerte llegue pronto y la aleje de tanto sufrimiento vano. Hace ya mucho tiempo que ha perdido la fe en poder ser feliz algún día. Vive en un mundo atroz, ha pasado por la cárcel por disidente y su padre ha muerto en un bombardeo aliado. Así que ya solo espera que la muerte la aleje de todo aquello que nunca quiso ni pensó vivir.

Pero en su camino Franka encuentra a un hombre accidentado con uniforme de la Luftwaffe. Ha perdido el conocimiento y parece tener al menos ambas piernas rotas. Aunque no simpatiza con la causa nazi sabe que si le deja donde está morirá. Así que su humanidad y su amor por la enfermería le hace ayudarle. Lo que no espera es escucharle hablar entre sueños en inglés.

Esperaba de Rosa blanca, Selva negra, que fuera, sobre todo, original y mostrara un punto de vista diferente de un conflicto sobre el que hay infinidad de novelas escritas. Sin embargo no lo he disfrutado porque no he llegado en ningún momento a sentirme dentro de la historia. Es algo que me suele pasar cuando siento irreal y poco creíble lo que me cuentan. Y es lo que me ha pasado aquí, que no he llegado a creerme casi nada. A veces los protagonistas parecen inteligentes, con sólidos principios, y de la misma parecen lelos y que se fían de cualquiera. Esa incoherencia es una de las cosas que más me ha molestado porque hace que a partir de ahí nada resulte muy creíble.

Además la novela es muy aburrida, para mi gusto. En la segunda parte mejora algo pero es sosa. No se trata de que sea intimista, o pausada, no, sencillamente me ha aburrido. Y me empeñé en seguir leyendo hasta el final esperando esa chispa que la hiciera merecer la pena. Lo que he conseguido con ello es tragarme la novela completa y descubrir que el epílogo es poco menos que una hoja metida con calzador para tratar de dejar, supongo, una mejor impresión en el lector. Conmigo ha conseguido lo contrario.

Las buenas expectativas no han contribuido a que mi impresión sobre Rosa blanca, Selva negra sea mejor. Ni que haya leído muchas novelas que transcurren durante esa guerra. Todo lo contrario. Además creo que ambientar en esa época y hablar de las vivencias de la protagonista recurriendo a hechos que ya se han visto en otros libros y películas le hace flaco favor. La naturalidad y originalidad que podría tener por el hecho de encontrarse dos personajes de ese tipo a solas en un lugar inhóspito para ambos se pierde porque una tiene la sensación de que eso que le están contando ya lo ha leído antes.

En definitiva, no puedo decir mucho bueno sobre esta novela. Me cuesta incluso pensar qué tipo de lector la disfrutará. Aunque a lo peor es cosa mía porque tiene algunas buenas valoraciones.

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